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martes, 28 de abril de 2015

Capítulo 8 — Segunda Temporada.

Subí corriendo las escaleras hasta llegar a la habitación de mi padre y de Charlie. Las escaleras me cansaban de una forma espectacular, y aún más tener que subirlas corriendo, había perdido la práctica. 

Abrí la puerta con cuidado de no hacer demasiado ruido, aunque no hubiera nadie sentía que cuanto menos ruido hiciera era mejor.

La cama de matrimonio estaba con las sábanas bien colocadas y el color celeste de las paredes hacia contraste con los muebles color Haya. 
Avancé y me dirigí a la mesita de noche de mi padre. No había nada que pudiera servirme por lo que me agaché y miré bajo la cama. No se podía ver nada por la oscuridad por lo que me saqué el iphone del bolsillo y encendí la linterna. Volví a asomarme bajo la cama, pero esta vez alumbrando. 

Absolutamente nada.

Apagué la linterna con un gemido de frustración y dejé el iphone apoyado contra la mesita de noche de mi padre para luego dirigirme a la cómoda que estaba pegada a la pared. Rebusqué por todos los cajones pero sin tener el resultado esperado.

Miré por encima, y observé bien la habitación. ¿Qué estaba buscando? Esto era estúpido.

Me di media vuelta con intención de irme pero el sonido de un mensaje me recordó que había dejado el móvil sobre la mesita de noche. 
Me acerqué hasta allí y cogí el móvil con desgana, lo más seguro es que fuera el maldito anónimo.

Miré la pantalla, aún eran las diez y diez de la mañana por lo que debería olvidar esa estúpida idea de rebuscar algo que ni siquiera sabía qué y buscar algún pasatiempo más normal.

El mensaje era tan solo publicidad para cambiar de compañía por lo que lo ignoré y intenté guardar el móvil en el bolsillo de mis jeans pero éste se escurrió de mis manos y cayó al suelo.

Maldije por lo bajo y me agaché para recogerlo. Al cogerlo vi como un trozo de papel sobresalía por debajo de la mesita de noche. ¿Qué sería?

Guardé el movil en el bolsillo y saqué aquel papel que resultó ser una carta. Observé la caligrafía escrita a mano, pero no recordaba aquella letra. No conocía de quién provenía.

Le di la vuelta y leí el nombre que buscaba hasta ahora. Monique, mi madre, había escrito aquella carta destinada a Joe, mi padre.  

Sentí como algo por dentro se me encogía al darme cuenta de que no reconocía la letra de mi madre. No la recordaba. 

Tragué saliva y miré la carta con temor. Mis manos me temblaban y se movía ligeramente. 

El ruido de una puerta cerrarse hizo que guardase la carta bajo mi camiseta como impulso. Si me pillaba alguien aquí podría tener problemas.

Salí corriendo de la habitación y entré a la mía. Cerré la puerta con cuidado e intenté pensar en algún lugar en donde poder guardar la carta. Mi vista se posó sobre el portátil que se encontraba encima de la cama. Lo guardaría allí porque sabía que nadie iba a coger mi portátil, o al menos no sin mi permiso.

Nunca lo habían hecho, ¿por qué iban a hacerlo ahora?

Puse la carta en las teclas y cerré la pantalla dejando a escondidas la carta. Salí de la habitación y me asomé para saber quien había llegado. Justin se sentaba en el sofá y a su lado se encontraba Ryan, ¿cuándo se había levantado? 

Decidí volver a mi habitación para poder leer la carta tranquilamente. Tan solo necesitaba unos minutos sin que nadie me molestara para poder leerla sin problemas.

Tan solo necesitaba eso.

Abrí el portátil y tomé la carta. Nada más rozar mis dedos con el papel sentí una chispa de nervios por todo el cuerpo. 

Decidí no esperar más y la abrí.

Hola Joe,

Te envío una carta ya que así me aseguro que no me rastreen el mensaje o la llamada, es más seguro.
En estos instantes me encuentro en Detroit. A Simon no se le ocurriría buscarme por este barrio de Michigan, al menos por el momento, pero ahora que ha llegado ____(tn) debes estar en alerta por si se atreve a atacar.

Un beso,


Monique.


Mis manos dejaron de obedecer a mi cerebro y dejaron que la carta chocase contra el suelo en un vuelo lento. 
¿Qué significaba todo aquello? No sabía en qué momento mi familia se había convertido en el objetivo de alguien. 

Todo era tan ilógico, parecía sacado de una estúpida novela. ¿Quién era Simon y por qué se debía esconder mi madre? ¿Yo estaba en peligro?

Recogí la carta y la metí en el sobre para luego esconderla en el portátil. Suspiré y me froté la cabeza, me dolía demasiado, necesitaba despejarme.

El bolsillo comenzó a vibrarme y seguido comenzó a sonar Rude Boy de Rihanna.

Me estaban llamando.

Miré la pantalla del móvil y el número de Caitlin resplandecía en él. Descolgué la llamada rápidamente.

— ¿Caitlin? —pregunté extrañada por su llamada.

— ¡Hola, ____(tn)! —me saludó con una voz cantarina. — ¿Cómo estás?

Mordí mi labio, una pregunta tan común y tan difícil de responder sinceramente.

— Bien, —respondí neutralmente. —¿y tú?

— Todo está yendo genial. —contestó risueña.

Sonreí inconscientemente. 

— Me alegro, de verdad. 

— Sí, yo también, la verdad. —carcajeó. — Quería preguntarte si te apetecería ir al acuario. Vienen Melody, Jasmine, Chaz, Christian y Olivia.

Me quedé en silencio, pensando en su oferta. Iba a estar Christian y Olivia e iba a ser demasiado doloroso.

— No creo que sea buena idea.

Se escuchó un gruñido por parte de Caitlin. — Anímate, puedes traer a quien quieras, será divertido.

Mordí mi labio y salí de la habitación, asomándome por las escaleras. Aún se encontraban charlando animadamente Justin y Ryan.

— Está bien, pero vendrán conmigo Ryan y Justin.

Hubo un silencio por su parte. 

— ¡Genial, nos vemos allí!

— ¿Ahora? —pregunté alzando las cejas.

— Sí, prepara todo y allí nos vemos.


Terminé la llamada y corrí escaleras a bajo para ir directa a donde Justin y Ryan.

De nuevo me había cansado. Justin me miraba divertido.

— ¡Hola, chicos! —les saludé, ignorando el simple hecho de que Ryan aún siguiera sin dirigirme palabra.

— Hola, ____(tn), justo estaba preguntando por ti. —me saludó Justin con una sonrisa, para luego besarme la mejilla.

Reí. — Sí, claro. 

Miré a Ryan esperanzada pero simplemente se cruzó de brazos. Suspiré.

— Caitlin nos ha invitado al acuario, —les informé mirándoles con una pequeña sonrisa. — ahora. 

— ¡Genial, ya tenemos algo que hacer! —dijo Justin, alegremente, mientras miraba a Ryan.

Éste rodó los ojos. — Id vosotros, no me apetece.

— Vamos, bro. —frunció el ceño Justin.

Mordí mi labio, sabía de sobra que no iba al acuario por mí. Unas tremendas ganas de llorar se acumularon en mi garganta pero intenté alejarlas.

— Que os vaya bien. —respondió, subiendo las escaleras hasta su cuarto.

Me crucé de brazos, sintiendo la culpa recorrer todo mi cuerpo. Los brazos de Justin me rodearon y dejé escapar un suspiro.

— Se le pasará. —susurró.

Negué con la cabeza. — No creo.


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N/A: Hola chicas! Aquí el octavo capítulo. En realidad ya lo tenía escrito de hace tiempo pero estaba en el ipad y allí no tengo internet para subirlo.

Hoy se me ocurrió la idea de compartir el internet de mi móvil con el ipad y así poder subirlo, ¡y aquí está!


PD: He tardado tanto, dejando a parte el tema del internet, porque estaba de intercambio, pero como veis ya estoy de vuelta, ha sido poco tiempo :D.

Kisses***

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