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jueves, 5 de noviembre de 2015

NOTICIAS IMPORTANTES

Bueno, traigo noticias. Como bien sabréis el tiempo pasa y las modas también. Este blog lo creé en 2012 y ya va a ser, dentro de nada, 2016. Han pasado bastantes años y mi amor por la escritura ha aumentado muchísimo. Lo que comenzó siendo "una historia para matar el tiempo" ha terminado en "no puedo vivir sin escribir".

Ha sido un gran descubrimiento para mí el hecho de que me quisiera dedicar al arte de la escritura. Bueno, me falta muy poco para ir a la Universidad y esto lo comencé cuando recién comenzaba el instituto (tenía unos 12 años y ahora tengo 17).

Lo que quiero decir es, que al igual que ya nadie se pasa por blogger para leer novelas, y mucho menos fanfics, yo tampoco suelo pasarme el tiempo que solía pasar en este blog. ¿Por qué? Porque he crecido y la tecnología también, Bueno, que no quiero enrollarme mucho más... Que ahora, si queréis seguir leyéndome (incluso esta historia de Christian) podéis hacerlo mediante Wattpad.

Encuentro esa red social de las mejores que puede haber. Es mucho más fácil leer por ahí, escribir por ahí, etc. Además, ¡hay historias para todo tipo de gustos!

Espero que sigámonos leyéndonos por Wattpad y me encantaría que, si decidís seguir conmigo por allí, me dejarais un mensaje en el tablón (de Wattpad, obviamente), o que me enviarais un mensaje privado. Me haría mucha ilusión saber que personas con las que he compartidos momentos en este blog, no se han ido, y me recuerden.

Wattpad: itspidge
Twitter: @itspidge_

Kisses!***

jueves, 9 de julio de 2015

Capítulo 10 — Segunda Temporada.

Habíamos terminado de explorar todo aquel entorno de peces. En esos momentos me moría de hambre. Ya eran las dos y media del mediodía por lo que decidimos ir a buscar algún lugar en el que poder comer. 

Después de haber pasado aquel túnel lleno de criaturas horrorosas llamadas tiburones, Olivia se había dedicado a separar a Christian de mí. No le dejaba estar por mi alrededor, ¿cómo podía estar con esa posesiva? 

Mientras buscábamos el lugar para comer por los alrededores, Melody se me había acercado y, por extraño que parezca, habíamos estado hablando bastante. No quería meter el tema de Ryan por medio, no sin antes tener más confianza con ella. Cuando la gente crece cambia de mentalidad y, con ello, de personalidad. 

- Creo haber estado bastante bien estos últimos años. -me explicó ésta mientras pasábamos de largo por un McDonal's. 

Les había dejado claro que no quería ir a ese lugar.

- Me alegro, a mí las cosas me han ido como siempre: con cambios. Ya sabes, ahora estoy aquí. -le dije. - Te noto cambiada.

- Supongo que he madurado.

- Sin embargo; yo no me noto distinta.

Melody comienza a reír, como si le acabara de contar el mejor chiste que había oído en su vida.

- Niña, has cambiado muchísimo. No en lo físico, sino en lo personal. Se te nota en la forma de hablar; ya no eres tan desagradable.

Me quedé realmente sorprendida. ¿Yo le parecía desagradable? Entonces, ¿por qué éramos mejores amigas en aquellos tiempos?

- ¿Desagradable? -pregunté aún atónita. Me había ofendido bastante.

Melody se cruzó de brazos. 

- Cuando no te gustaba algo te enfadabas, por lo mínimo que fuera. Además, no dejabas de decir malas palabras.

Tragué saliva y, aunque tuviera muchísimas ganas de responderle, me mordí la lengua y bajé la vista a nuestros pies.

- Bueno.

Melody comenzó a reír.

- Ves, a esto me refería. Te acabo de decir varias cosas que sé que no te han hecho gracia y no me has insultado o intentando dejar por los suelos.

Fruncí el ceño, había llegado bastante lejos.

- Yo nunca he intentado dejar a nadie por los suelos.

Melody alzó una ceja.

- Sí, lo has hecho, puede que fuera sin darte cuenta pero siempre bajabas el autoestima de los demás con malos comentarios.

Rodé los ojos y decidí cambiar de tema. Justo habíamos pasado por un Nando's, así que como en ese sitio había distintas clases de comida, sería un buen lugar para comer.

- ¿Comemos en un Nando's? 

- Sí. -contestó sonriente mi ex mejor amiga. - ¡Chicos, comamos aquí!

Después de encontrar una mesa en la que cupiéramos todos. Me senté justo en frente de Melody, y nada más sentarme, sentí como unos brazos me abrazaban por atrás y me tapaban los ojos.

- ¿Quién soy?

- Justin, aunque pongas la voz afeminada se nota que eres tú, idiota. -carcajeé.

La risa de Justin comenzó a sonar y se sentó a mi lado y me dejó un sonoro beso en la mejilla. Le miré y sonreí tiernamente. 

Melody nos observaba con el ceño fruncido, parecía extrañada, aunque era normal. Estaría sacando conclusiones precipitadas.

- ¿Estáis...? 

Negué rápidamente mientras reía nerviosamente.

- Amigos.

Justin me miró y suspiró. Sabía que eso le dolía, lo sabía porque cada vez que lo decía Christian me dolía a mí también. ¿Pero qué podía hacer? No quería jugar con él.

- Lo que diga la señorita. -rodó los ojos.

Melody pareció destensarse y comenzó a reír mientras negaba divertida.

- ¿Os importa que nos sentemos aquí? 

Olivia señaló los dos asientos vacíos que se encontraban al lado de Melody. Ella la miró y sonrió.

- No, claro que no.

Posé la mano sobre la mesa, algo nerviosa e incómoda al ver que las manos de Christian y Olivia iban entrelazadas, pero al instante, la manó de Justin cubrió la mía. Le miré sorprendida y el me guiñó el ojo. Estaba jugando a lo que yo no quería, sabía que le terminaría haciendo daño a Justin pero a él parecía no importarle, tan solo quería verme bien.

Christian clavó su mirada en nuestras manos y frunció su ceño. Parecía molestarle.

Ojo por ojo, diente por diente.

Si le molestaba, ¿por qué me había dicho que solo quería ser mi amigo? ¿Por qué había elegido a Olivia antes que a mí?

- Justin, ¿cómo te va la carrera? -preguntó Olivia, algo tensa. 

Parecía darse cuenta de hacia dónde iba la mirada de Christian.

Zorra.

- Este año estoy descansando de todo, necesito aclarar mis ideas sobre varias cosas.

Olivia asintió, como si se le importase lo que él le contaba. Maldita falsa.

- Y, por curiosidad, ¿estáis juntos?

- No, no lo están. -se adelantó a responder Melody. Gracias.

- Sí, tiene razón.

- Uhm, es que parecéis muy acaramelados.

- Pues no. -le respondió Justin, bastante cortante.

Olivia frunció el ceño y decidió callarse. Al fin había cerrado la boca. 

- Christian, ¿cómo te va con la memoria? ¿Has recordado algo? -me adelanté a preguntar, antes de que volviera la tensión.

Christian pareció sorprenderse al darle la palabra. Y más que fuera yo.

Pasó su mano por el pelo y lo comenzó a desordenar.

- Aún nada, sigo igual que cuando me desperté.

- Es muy reciente, ten paciencia. -le dijo Melody con una mueca.

- Por suerte tengo a Olivia, no podría soportar pasar por esto solo. 

Olivia sonrió y le besó, escandalosamente, o eso me pareció a mí. No podía creer que hubiera dicho eso delante mío, ¡él sabía lo que sentía por él y parecía darle igual! 

- Sois muy adorables juntos. -dijo Melody, mientras los miraba enternecida. Luego posó su mirada sobre mí. - Parece mentira que vosotros dos -señaló a Christian y luego a mí. - hubierais salido, ¿no te molesta esto?

Christian me miró sorprendido, él no sabía nada sobre que nosotros éramos ex novios. Controlé mi rabia y miré hacia Melody y Olivia. No podía mirar a Christian ahora.

- Si me permitís, voy al baño. 

Caminé, con paso rápido hacia el baño. No podía culpar a Melody por lo que acababa de decir, ella no sabía que no le había contado nada de eso a Christian.

Cerré la puerta del baño y me miré al espejo por unos segundos, ¿por qué dolía tanto todo esto? 

La puerta se abrió y dejó entrar a Jasmine, que clavó su vista en mí. Parecía preocupada.

- ¿Cómo te encuentras? -me preguntó acercándose a mí. 

- Bien, tan solo me sentía algo mareada y he tenido la necesidad de venir al baño. 

Jasmine se cruzó de brazos y negó, disgustada.

- He estado escuchando vuestra conversación, -fruncí el ceño y ella sonrió inocente. - era más interesante que escuchar la explicación de Chaz que le estaba dando a Caitlin sobre el horóscopo. -me explicó y asentí, con una leve carcajada la cual se ahogó al tener el nudo en la garganta. Jasmine me miró entristecida. - No me mientas, ____(tn), sé que no estás bien.

La miré y recordé todo lo que me había ayudado anteriormente. Podía confiar en ella.

Le expliqué todo lo ocurrido desde que llegué aquí, exceptuando los mensajes que me llegaban con un destinatario anónimo.

Al terminar, Jasmine me abrazó. No sabía como responder pero, si te abrazan, lo único que puedes hacer es devolverle el abrazo.

- Te voy a dar un consejo como amiga, aunque lo que más quiera es veros juntos... -me dijo, algo seria. Me tensé por lo que me iba a decir. - La enfermedad que padece en estos momentos Christian es muy grave, y aunque ahora mismo te parezca que no, tarde o temprano se sabrá la verdad. Pero por el momento, es mejor que intentes rehacer tu vida igual que está intentando hacer Christian. Sé que Olivia no es lo que se merece Christian, tampoco es de mi agrado esa rubia, pero todo se solucionará. Así que; mi consejo, es que rehagas tu vida, que intentes seguir adelante sin él. Te mereces ser feliz.

Capítulo 9 — Segunda Temporada.

Al llegar al aparcamiento del acuario, Justin y yo observamos a todos. Ya habían llegado y todos charlaban entre ellos divertidos. Parecía que no hubiera pasado nada, excepto por Olivia. Esa no se qué hacía allí.

Nos acercamos a ellos y, antes de que llegáramos, Justin me retuvo. 

- ¿Estás lista? 

Le miré pensativa, no sabía muy bien qué contestar.

- Supongo.

Justin me sonrió, mandándome fuerza. Diciendo que allí iba a estar él si ocurría algo.

Y se lo agradecía enormemente.

En cuanto llegamos a ellos, los saludé a todos. Parecía que a Melody se le había pasado un poco el enfado que llevaba conmigo y eso me alegraba, ya que me había saludado con una sonrisa y me había preguntado cómo me iba todo.

Sin embargo, cuando fui a saludar a Christian... No sabía muy bien qué decir o qué hacer por lo que tan solo dije un simple "hola" el cual no me molesté en pronunciar con Olivia.

Justin también los saludó un tanto seco. Él me apoyaba.

- ¿Ryan no está con vosotros? -me preguntó Caitlin, algo preocupada.

Negué.

- No, no quiso venir...

Ella suspiró y negó para luego mirar de reojo a Melody, la cual miraba al suelo con el ceño fruncido. En cuanto tuviera un poco más de confianza con ella le preguntaría por los cuernos que le puso a Ryan. No la veía capaz de eso.

Fuimos hasta la cola en donde había que esperar para sacar entrada. Había muchísima gente, era normal, era el acuario más grande del mundo.

Varias personas se acercaron hasta nosotros y comenzaron a gritar, y algunas a llorar. Me sentí incómoda, no me gustaban estos momentos.

Observé cómo Justin les concedía fotos y hablaba con ella mientras algunas grababan. También se acercaron a Jasmine, a Christian, Chaz y Caitlin. Ellos se hacían fotos tranquilamente pero, ¿no se habían llegado preguntar por la raíz de su fama? Jasmine cantaba, por lo que tenía lógica que tuviera fans pero, ¿los demás? Ellos tenían fans tan solo por ser los amigos del famoso Justin Bieber.

- Hola, eres ____(tn), ¿verdad? -me preguntó una chic rubia con ojos avellana. Asentí. - ¡Te adoro muchísimo! ¿Sabes que te sigo apoyando en la relación con Justin? Ojalá volváis a estar juntos. Sé que tu puedes volver a ponerle los pies en el suelo. 

Abrí los ojos sorprendida por todo lo que me había dicho. Agradecía que no me odiara, pero, como siempre, estaba de sobra su adoración hacia mí. Yo no había hecho nada.

- Uhm, gracias. -le agradecí con una sonrisa. - Pero Justin y yo solo somos amigos, aunque si veo que se le sube la fama... Ten por segura que le patearé el culo.

La chica comenzó a reír y sentí a alguien apoyado en mi hombro. La chica abrió los ojos con sorpresa y sonrió con dulzura. Me giré para saber quien me estaba usando de reposa-hombros y me encontré con la mirada avellanada de Justin.

- ¿Te está contando cuánto me quiere? -preguntó éste a la chica.

Ella comenzó a reír sin saber que decir. Rodé lo ojos.

- No, le estaba diciendo que como te comportes como un divo te patearé el culo.

Justin me miró y frunció el ceño, luego miró a la fan.

- ¿Sabes? Ella dice eso pero en realidad me quiere.

- Es como un grano en el culo. -le murmuré a la chica, bastante alto para que me escuchara Justin.

Todos comenzamos a reír y la fan miró su móvil.

- ¿Puedo sacarme una foto con los dos? 

- Claro. 

Nos pusimos junto a ella. Puse una cara de sorprendida, mientras la chica sonreía y Justin le daba un beso en la mejilla. 

- ¡Muchas gracias, sois geniales, os amo! -nos agradeció la chica con un abrazo.

Cuando al fin las fans se quedaron satisfechas, compramos las entradas, las cuales nos salieron bastante baratas por llevar con nosotros al príncipe del pop.

Comenzamos a ver las distintas clases de peces que habían. Era precioso aquel lugar y no podía dejar de observar todo como si fuera una niña pequeña con juguetes nuevos. Estaba emocionada.

- ¡Mira ese! -le dije a Jasmine, la cual se encontraba a mi lado. 

Ella lo observó con atención. Aquellos peces eran dd varios colores, aunque abundaba el naranja. Eran pequeños y parecía que iban en multitud. 

- ¿Killis? -leyó ella el nombre del tipo de pez. - Es adorable. -carcajeó mientras sacaba una foto.

- ¡Cariñito, mira éste de aquí! -gritó Olivia, cogiendo de la mano a Christian y trayéndolo hacia donde nos encontrábamos Jasmine y yo.

- Tranquila, Olivia, no se van a ir. -dijo Christian, con un semblante cansado.

- ¡No me trates así delante de las personas!

Suspiré y rodé los ojos. Fui hasta donde se encontraba Justin, él observaba unos peces oscuros con unos bigotes que lo hacían realmente gracioso. Éstos iban por el fondo del acuario y parecía que estaban buscando comida.

- Peces gato, ¿en serio? -leí en información.

- Son graciosos. -carcajeó Justin.

Me sentí vigilada por lo que me giré y encontré a Christian observándome. Mordí mi labio y, no sé si fue porque me apetecía o porque quería hacer rabiar a Christian, entrelacé mis dedos con los de Justin.

Justin me miró sorprendido y le sonreí tímidamente. Miré de reojo a Christian y vi que había apartado la mirada y su ceño estaba fruncido. ¿Le habría molestado? 

Sentí unas ganas enormes de que Christian se molestara al verme con Justin, pero sabía que si hacía eso sería aprovecharme de los sentimientos de Justin. No, no podía hacer eso.

•••

El tour viendo veces terminó, ya que llegamos al túnel de los tiburones. Me quedé estática en la entrada, mientras todos seguían hacia delante. No podía pasar por allí, tenía un pánico tremendo a lo tiburones, les tenía fobia.

Suspiré y me intenté relajar. No podía quedarme tan atrás. 

- Eh, ¿cómo es que sigues aquí? -me preguntó una voz proveniente de atrás. Sabía quien era de sobra.

Me giré y me encontré con los ojos caramelo de Christian.

- ¿Y tú? ¿Qué haces aún aquí? Los demás están por delante.

- Me había quedado viendo los peces payaso. -explicó, señalando hacia atrás. 

Asentí y volví a mirar hacia el túnel. ¿Qué podía hacer?

- ¿Qué te pasa?

Le miré y negué.

- No me pasa nada.

- Entonces, ¿por qué no entras? Puedes confiar en mí.

Tragué saliva y observé con atención sus ojos. La tripa se me revolvió al recordar lo vivido con él. 

- Tengo fobia a los tiburones.

Christian me miró sorprendido y lamió sus labios.

- ¿Es por eso que no entras? -me preguntó cruzándose de brazos. - No debes de tener vergüenza de decir que tienes fobia a algo. Yo, por ejemplo, tengo fobia a las arañas.

Sonreí levemente.

- Lo tuyo es más complicado.

Él rió y asintió. - Lo sé. -se puso a mi lado. - ¿Confías en mí?

¡Claro que confiaba en él! Muy pocas personas sabían sobre ésta fobia y yo se lo había contado a él.

- Sí.

Él pasó su brazo alrededor de mis hombros y me atrajo hasta su pecho. Abrazándome.

- Bien, pues cierra los ojos y no los abras hasta que yo te avise.

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N/A: ¡Siento el retraso! He pasado por varias situaciones difíciles, pero, ¡ya está aquí!

Y, ¿qué me decís? ¿Sois #TeamJustin o #TeamChristian? 

Yo, sinceramente, no lo sé. Pero, ya se verá más adelante asfldnslñ.

Un beso,

loveu❤️.

martes, 28 de abril de 2015

Capítulo 8 — Segunda Temporada.

Subí corriendo las escaleras hasta llegar a la habitación de mi padre y de Charlie. Las escaleras me cansaban de una forma espectacular, y aún más tener que subirlas corriendo, había perdido la práctica. 

Abrí la puerta con cuidado de no hacer demasiado ruido, aunque no hubiera nadie sentía que cuanto menos ruido hiciera era mejor.

La cama de matrimonio estaba con las sábanas bien colocadas y el color celeste de las paredes hacia contraste con los muebles color Haya. 
Avancé y me dirigí a la mesita de noche de mi padre. No había nada que pudiera servirme por lo que me agaché y miré bajo la cama. No se podía ver nada por la oscuridad por lo que me saqué el iphone del bolsillo y encendí la linterna. Volví a asomarme bajo la cama, pero esta vez alumbrando. 

Absolutamente nada.

Apagué la linterna con un gemido de frustración y dejé el iphone apoyado contra la mesita de noche de mi padre para luego dirigirme a la cómoda que estaba pegada a la pared. Rebusqué por todos los cajones pero sin tener el resultado esperado.

Miré por encima, y observé bien la habitación. ¿Qué estaba buscando? Esto era estúpido.

Me di media vuelta con intención de irme pero el sonido de un mensaje me recordó que había dejado el móvil sobre la mesita de noche. 
Me acerqué hasta allí y cogí el móvil con desgana, lo más seguro es que fuera el maldito anónimo.

Miré la pantalla, aún eran las diez y diez de la mañana por lo que debería olvidar esa estúpida idea de rebuscar algo que ni siquiera sabía qué y buscar algún pasatiempo más normal.

El mensaje era tan solo publicidad para cambiar de compañía por lo que lo ignoré y intenté guardar el móvil en el bolsillo de mis jeans pero éste se escurrió de mis manos y cayó al suelo.

Maldije por lo bajo y me agaché para recogerlo. Al cogerlo vi como un trozo de papel sobresalía por debajo de la mesita de noche. ¿Qué sería?

Guardé el movil en el bolsillo y saqué aquel papel que resultó ser una carta. Observé la caligrafía escrita a mano, pero no recordaba aquella letra. No conocía de quién provenía.

Le di la vuelta y leí el nombre que buscaba hasta ahora. Monique, mi madre, había escrito aquella carta destinada a Joe, mi padre.  

Sentí como algo por dentro se me encogía al darme cuenta de que no reconocía la letra de mi madre. No la recordaba. 

Tragué saliva y miré la carta con temor. Mis manos me temblaban y se movía ligeramente. 

El ruido de una puerta cerrarse hizo que guardase la carta bajo mi camiseta como impulso. Si me pillaba alguien aquí podría tener problemas.

Salí corriendo de la habitación y entré a la mía. Cerré la puerta con cuidado e intenté pensar en algún lugar en donde poder guardar la carta. Mi vista se posó sobre el portátil que se encontraba encima de la cama. Lo guardaría allí porque sabía que nadie iba a coger mi portátil, o al menos no sin mi permiso.

Nunca lo habían hecho, ¿por qué iban a hacerlo ahora?

Puse la carta en las teclas y cerré la pantalla dejando a escondidas la carta. Salí de la habitación y me asomé para saber quien había llegado. Justin se sentaba en el sofá y a su lado se encontraba Ryan, ¿cuándo se había levantado? 

Decidí volver a mi habitación para poder leer la carta tranquilamente. Tan solo necesitaba unos minutos sin que nadie me molestara para poder leerla sin problemas.

Tan solo necesitaba eso.

Abrí el portátil y tomé la carta. Nada más rozar mis dedos con el papel sentí una chispa de nervios por todo el cuerpo. 

Decidí no esperar más y la abrí.

Hola Joe,

Te envío una carta ya que así me aseguro que no me rastreen el mensaje o la llamada, es más seguro.
En estos instantes me encuentro en Detroit. A Simon no se le ocurriría buscarme por este barrio de Michigan, al menos por el momento, pero ahora que ha llegado ____(tn) debes estar en alerta por si se atreve a atacar.

Un beso,


Monique.


Mis manos dejaron de obedecer a mi cerebro y dejaron que la carta chocase contra el suelo en un vuelo lento. 
¿Qué significaba todo aquello? No sabía en qué momento mi familia se había convertido en el objetivo de alguien. 

Todo era tan ilógico, parecía sacado de una estúpida novela. ¿Quién era Simon y por qué se debía esconder mi madre? ¿Yo estaba en peligro?

Recogí la carta y la metí en el sobre para luego esconderla en el portátil. Suspiré y me froté la cabeza, me dolía demasiado, necesitaba despejarme.

El bolsillo comenzó a vibrarme y seguido comenzó a sonar Rude Boy de Rihanna.

Me estaban llamando.

Miré la pantalla del móvil y el número de Caitlin resplandecía en él. Descolgué la llamada rápidamente.

— ¿Caitlin? —pregunté extrañada por su llamada.

— ¡Hola, ____(tn)! —me saludó con una voz cantarina. — ¿Cómo estás?

Mordí mi labio, una pregunta tan común y tan difícil de responder sinceramente.

— Bien, —respondí neutralmente. —¿y tú?

— Todo está yendo genial. —contestó risueña.

Sonreí inconscientemente. 

— Me alegro, de verdad. 

— Sí, yo también, la verdad. —carcajeó. — Quería preguntarte si te apetecería ir al acuario. Vienen Melody, Jasmine, Chaz, Christian y Olivia.

Me quedé en silencio, pensando en su oferta. Iba a estar Christian y Olivia e iba a ser demasiado doloroso.

— No creo que sea buena idea.

Se escuchó un gruñido por parte de Caitlin. — Anímate, puedes traer a quien quieras, será divertido.

Mordí mi labio y salí de la habitación, asomándome por las escaleras. Aún se encontraban charlando animadamente Justin y Ryan.

— Está bien, pero vendrán conmigo Ryan y Justin.

Hubo un silencio por su parte. 

— ¡Genial, nos vemos allí!

— ¿Ahora? —pregunté alzando las cejas.

— Sí, prepara todo y allí nos vemos.


Terminé la llamada y corrí escaleras a bajo para ir directa a donde Justin y Ryan.

De nuevo me había cansado. Justin me miraba divertido.

— ¡Hola, chicos! —les saludé, ignorando el simple hecho de que Ryan aún siguiera sin dirigirme palabra.

— Hola, ____(tn), justo estaba preguntando por ti. —me saludó Justin con una sonrisa, para luego besarme la mejilla.

Reí. — Sí, claro. 

Miré a Ryan esperanzada pero simplemente se cruzó de brazos. Suspiré.

— Caitlin nos ha invitado al acuario, —les informé mirándoles con una pequeña sonrisa. — ahora. 

— ¡Genial, ya tenemos algo que hacer! —dijo Justin, alegremente, mientras miraba a Ryan.

Éste rodó los ojos. — Id vosotros, no me apetece.

— Vamos, bro. —frunció el ceño Justin.

Mordí mi labio, sabía de sobra que no iba al acuario por mí. Unas tremendas ganas de llorar se acumularon en mi garganta pero intenté alejarlas.

— Que os vaya bien. —respondió, subiendo las escaleras hasta su cuarto.

Me crucé de brazos, sintiendo la culpa recorrer todo mi cuerpo. Los brazos de Justin me rodearon y dejé escapar un suspiro.

— Se le pasará. —susurró.

Negué con la cabeza. — No creo.


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N/A: Hola chicas! Aquí el octavo capítulo. En realidad ya lo tenía escrito de hace tiempo pero estaba en el ipad y allí no tengo internet para subirlo.

Hoy se me ocurrió la idea de compartir el internet de mi móvil con el ipad y así poder subirlo, ¡y aquí está!


PD: He tardado tanto, dejando a parte el tema del internet, porque estaba de intercambio, pero como veis ya estoy de vuelta, ha sido poco tiempo :D.

Kisses***

viernes, 10 de abril de 2015

Capítulo 7 — Segunda Temporada

Ver a Justin ahí, sufriendo el mismo problema que yo me habían dado motivos de confianza con él. Me sentía a gusto, aunque a la vez era incómodo ya que yo era la responsable de su dolor de cabeza. Pero todo no podía ser en esta vida, y de eso sabía mucho.

Le conté lo sucedido con Christian y me sorprendió como le había molestado el trato de él hacia mí. 

— No me gusta como juega con tus sentimientos, ____(tn). —dijo casi en un susurro mientras hacia gestos negativos con su cabeza.

Suspiré, a mí tampoco me hacía gracia aquello pero aunque intentara no caer en las redes de Christian... Siempre volvía a hacerlo.

— Lo sé pero no puedo evitar lo que siento... —moví la cabeza intentando borrar el último momento vivido con Christian. — Cuéntame sobre tu relación con Gomez.

Justin elevó sus cejas, parecía sorprendido por mi repentino cambio. Sonreí inocentemente y él soltó una pequeña risa.

— Estábamos bastante bien pero... —lamió sus labios. — bueno, hubo varias peleas y ella decidió terminar con esto. 

Mordí mi labio inferior y le miré, intentando descifrar su estado de ánimo pero parecía no importarle.

— He escuchado que no te lo tomaste muy bien... Ya sabes, eres el grandioso Justin Bieber, no hay nada que no salga por la televisión. —dije, intentando medir mis palabras.

Había escuchado que después de cortar se le había visto con varias chicas, y luego hubieron varios rumores de que él y Selena volvían a estar juntos pero después se le volvía a ver con otras chicas y bien pegado a ellas y... Daba que dudar. 

Luego ya vinieron los rumores de drogas, alcohol y... Bueno, algunas noticias sobre que había estado con aquellas chicas que suelen estar por la noche en la rotonda.    

Justin pasó sus manos por el cabello, desordenando así su perfecto tupé.

— Sí, hice cosas de las que me arrepiento pero es normal, soy una persona... —dijo, bajando su tono de voz con cada palabra. — ¿no?

Levantó su vista hacia mí y yo asentí intentando mostrar en mi sonrisa compresión.

Yo no soportaría el hecho de ser famosa y de que el mundo esté pendiente de que cometa algún fallo. 

— Con todas las estupideces que has hecho este último año realmente se ve que querías a Selena.

Justin puso sus labios en una fina linea formando un hoyuelo en su mejilla izquierda, y asintió.

— La quería, de verdad que la quería y me había ayudado a olvidarte p... 

— Ves a por ella, estoy segura de que podrás conseguirlo. —le animé.

Él negó. — No, no me has dejado terminar. —lamió sus labios de nuevo. — Pero al terminar con ella tú volviste a aparecer en mi cabeza, y eso es lo que en parte me hizo cometer locuras. —me miró a los ojos, tiernamente, pero veía algo de dolor en ellos. — Creía que nunca te iba a poder superar... Y de momento va siendo cierto.

•••

Me desperté con un tremendo dolor de cabeza. Pasé mis manos por mi rostro intentando recordar cómo había llegado a quedarme dormida. Y al instante, los recuerdos vinieron.

Después de tener aquella conversación con Justin donde nos habíamos abierto el uno al otro, mi padre y Charlie llegaron e invitaron a Justin a quedarse a comer. La comida se podría haber dicho que había sido divertida pero Ryan se había comportado como un completo fantasma. No hablaba con nadie, apenas había levantado su mirada de la comida, y cuando terminó se había ido directo a su habitación. Y me sentía verdaderamente mal, era mi culpa. 

El resto del día Justin se había ofrecido a distraerme de la realidad jugando al Parchís y al Monopoly. Cualquiera que nos hubiera visto pondría en duda nuestra edad. 

Y finalmente había decidido irme a la cama a dormir, sobre las nueve. Y sí, sin cenar, qué extraño en mí, ¿verdad? 

Ironía.

Volví al día de hoy, desorientada. Ni siquiera sabía a que hora vivíamos. Pasé mi mano sobre la mesita de noche y hasta encontrar mi móvil. 

Once y media. ¿Tanto había conseguido dormir?  

Recordé entonces el mensaje que había recibido ayer a la mañana cuando me encontraba con Justin. Me metí en mensajería y observé que el mensaje era de un número desconocido. Al momento me tensé.

De: desconocido.

En cuanto puedas llámame, es importante.

Jasmine.

Relajé cada uno de mis músculos, tan solo era ella. 
Guardé el número en contactos y dejé el móvil sobre la mesita. 

Decidí ducharme para despertar por completo a mi mente, y después de esto me vestí. Me puse unos jeans claros largos y una camiseta holgada rosa. 

Bajé a desayunar y me encontré con toda la familia al completo.

<< Más quisiera. >>

Estaban papá, Charlie y Ryan sentados alrededor de la isla comiendo cada uno sus respectivos desayunos, y cómo no, Minnie intentando conseguir algo de comer.

Había crecido muchísimo.

— Hola. —saludé sonriente y me senté en la silla de al lado de Ryan.

— Buenos días, cariño. —contestó Charlie con una amable sonrisa.

— Buen día. —me saludó papá, en español. 

Reí y miré hacia Ryan, pero seguía en su mundo. Me serví unos cereales con leche e intenté terminarlos los más rápido posibles. Recordé un tema que debía de hablar con mi padre.

— Papá, Charlie, —ambos elevaron la vista hacia mí. — ayer ya me apunté a la Universidad, así que si viene alguna carta de la Universidad me gustaría que me avisarais lo más pronto posible.

Charlie sonrió. — Seguro que te cogen. —me animó, le devolví la sonrisa agradecida.

— Sí, siempre has sacado buenas notas, no te preocupes. —continuó mi padre.

Terminé de desayunar y me dirigí hacia Minnie, que me miraba desde el suelo. 

— Voy a ir a pasear a Minnie, hace bastante que no paso tiempo con ella. —les avisé a todos, y ellos asintieron.

— ¡Vamos a la calle, Minnie! —le dije, felizmente. 

Ésta comenzó a mover su cola, animada. Reí y le puse la correa. Me coloqué mi chaqueta vaquera, ya pronto sería Otoño y el frío estaba saliendo de sus cuevas. Salimos de casa y tras pasear un rato recordé el mensaje de Jasmine.

Debía llamarla, no quería darle malas impresiones, ya había tardado bastante.

Mientras caminaba, busqué el móvil por el bolsillo del jean y, en cuanto lo encontré, marqué su contacto.

Uno, dos, tres, cuatro...

— ¿____(tn)? —preguntó desde el otro lado de la línea, extrañada.

Asentí, pero caí en la cuenta de que no me podía ver.

— Sí, yo misma. —contesté con un hilo de voz. Al instante aclaré mi garganta. — Me habías enviado un mensaje y...

— ¡Ah sí! —gritó ella. — Había llegado a creer que no me llamarías. 

Reí. — No te he podido llamar antes, lo siento.

— Oh, no importa. —contestó ella, parecía alegre. — Me gustaría hablar contigo en persona, si fuera posible.

Mordí mi labio y asentí, de nuevo. — Uhm, sí claro, ¿cuándo?

— Ahora. —carcajeó. — ¿Estás en tu casa? 

— No, estoy paseando a Minnie. —respondí, mirando el lugar. 

No tenía ni idea de como hacerle saber en dónde me encontraba.

— Quedamos en el parque donde nos encontramos la primera vez, ¿te parece bien? 

— Sí, claro. 

— Genial, ¡te veo luego! 

— Adiós.

Y ambas colgamos. No sabía qué les había dado a todos con aquel parque. Siempre el mismo lugar.

Caminé hacia aquel lugar mientras Minnie iba jugando con un palo que se había encontrado. En cuanto llegamos a aquel parque, los recuerdos que había pasado con Christian volvieron a mi mente pero rápidamente los aparté. Le arrebaté a Minnie el palo que tenía, le solté de la correa y le tiré el palo para que fuera a buscarlo.

Llevábamos así diez minutos cuando Jasmine se posó a mi lado. 

— ¡Hola! —me saludó con una sonrisa. 

Le devolví la sonrisa algo incómoda. — Hola, Jas.

De un momento a otro, Jasmine se había abalanzado sobre mí para abrazarme. Reí y nos separamos, para luego sentarnos en un banco.

— Quería hablar contigo porque sentía que estabas molesta conmigo por algo y quería solucionarlo cuanto antes. —me explicó ésta y fruncí el ceño.

— No estoy molesta con nadie, Jasmine... —contesté rápidamente, pero al segundo me callé. — Bueno, puede que con Christian sí, pero eso es otra historia. —ella rió y me uní a sus risas. — El caso es que yo creía que os pasaba algo conmigo, habéis cambiado tanto...

Ella hizo una mueca y negó. — No estamos para nada molestos. Al menos yo. —comentó y después suspiró. — Pensaba que te ocurría algo con nosotros.

Negué. — Para nada.

Jasmine sonrió ampliamente y abrió los brazos.

— Entonces, ¿todo como antes?

Sonreí y asentí. — Todo como antes.


•••

Había pasado ya una semana desde aquel día y había estado quedando con Jasmine y Justin. Ryan seguía ignorándome y no sabía nada de Christian. La verdad, esta semana lo había pasado genial y apenas había tenido tiempo de pensar en Christian. Aquello me alegraba, sentía que si todo seguía así podría olvidar a Christian, pero si no lo había conseguido en cuatro años... Esto iba a ser un completo reto.

Llegué a casa sobre las diez de la mañana. Cada mañana intentaba despertarme a las siete para mirar el correo y saber si había llegado ya la carta de la Universidad, pero esta semana no había tenido suerte. 
Y como no me iba a dormir de nuevo, había cogido la costumbre de ir a pasear a Minnie por las mañanas. Así pasaba más tiempo con ella. 

La solté de la correa y dejé que fuera a descansar. Me dejé caer en el sofá mientras observaba la casa vacía. Papá y Charlie salían a trabajar sobre las cinco de la mañana y Ryan aún seguía durmiendo y cuando despertaba era como si no estuviera, por lo que mis mañanas siempre las pasaba sola.

Pasé mi vista por la cocina hasta llegar a la gran isla. Ahí reposaba un móvil. Me levanté del sofá para observar de quien era. Mi padre.

Los recuerdos de cuando encontré un mensaje de mamá en su teléfono no tardaron en venir a mi mente.

***

Un móvil sonó, pero no era de ninguno de los tres. Buscamos con la mirada el lugar proveniente del sonido, hasta que dimos con la mesa de la cocina. Me levanté y lo miré.

— Es el móvil de mi padre. —dije mientras miraba que tenía un mensaje de un número desconocido.

— ¿Qué dice? —preguntó Ryan, interesado. 

No nos juzguéis por leer cosas que no son nuestras, pero estábamos a un nivel de desesperación por saber lo que ocultaba que todo nos parecía una pista.

Abrí el mensaje y lo leí.

— ¿Qué mierda? —dije sorprendida. 

No, no podía estar pasando. Esto no podía ser real.

— ¿Qué pasa ___(tn)? —me preguntó Christian, con un semblante preocupado.

— El mensaje es... —tragué saliva. Esto no podía ser real, ¿por qué le enviaba un mensaje a mi padre? — ...es de mi madre.


***

Siempre había intentado olvidar aquel tema. Al llegar a ____(tp) había decidido que quedaría en el pasado todo lo que había ocurrido aquí. Prácticamente porque no tenía apenas posibilidades de descubrir algo a millones de kilómetros pero ahora, ahora que podía, iba a hacer lo que sea para saber lo que le había ocurrido a mi madre.

Era hora de descubrir lo que no había podido descubrir cuando era pequeña.



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N/A: Sé que había dicho que subiría al día siguiente pero todo se me complicó así que he intentado hacer el capítulo más largo de lo normal. ¡Espero que os guste!

PD: Quiero avisar a todas de que podeis encontrarme en wattpad como itspidge . ¡Nos vemos!

loveu.

Kisses***

lunes, 6 de abril de 2015

Capítulo 6 ~ Segunda Temporada.

— ¿Con quién hablas? —me preguntó una voz por atrás. 

Escondí el móvil por instinto y alcé la mirada. Christian.

— Uhm, con nadie, solo es publicidad.

Christian me dio mi helado de fresa y se sentó a mi lado. Comenzamos a tomarnos el helado entre un incómodo silencio. ¿Qué se supone que debía decir? 

— Sobre lo de ayer... —comenzó de decir Christian cuando nos terminamos el helado. Le miré atentamente para que siguiera. — No le cuentes nada a Olivia de lo que te dije. 

Seguí observándolo, deseando interiormente que no se refiriera a lo de que le encantaría estar conmigo. Pero sabía que se refería a eso, y eso me dolía.

— ¿El qué?

Christian me miró con suplicio. Parecía que mi llegada le estaba complicando más el recuperarse, se lo estaba poniendo aún más difícil. 

Christian bajó su mirada hacia el suelo y luego la levantó para mirarme.

— Olvídalo. 

La rabia comenzó a fluir por mis venas sin ser capaz de controlarla.

— ¿Me lo estás diciendo en serio? —le pregunté con cólera. Christian alzó su mirada, confuso. — Ojalá pudiera olvidarlo todo, pero no. Tengo que vivir en esta estúpida cuidad viendo como a mi mejor amigo del cual estoy enamorada lo controla una estúpida plástica. Encima, como si no fuera poco, mi hermanastro no quiere ni verme, y tengo a un agente de la policía pegado a mí a todas horas. No puedo mirar a la cara a mi padre desde lo que pasó hace cuatro años, y de todos los amigos que tenía aquí, apenas me habla una persona, la cual me hizo muchísimo daño en el pasado... —le solté con un nudo en el estómago. Me levanté del banco recordando los mensajes del anónimo y me derrumbé. En medio del parque. Delante de un Christian que apenas conocía.    — ...y tu me vienes diciendo que lo olvide. —me limpié las lágrimas que caían deslizándose por mis mejillas.

Christian se quedó callado mirando el suelo. Encima no podía ni siquiera mirarme a la cara. 

— Deberías irte, ____(tn). —susurró Christian. 

Lo miré incrédula.

— Bien, que seas feliz con Olivia.

Caminé hacia casa mientras golpeaba una piedra para mantener mis pensamientos en blanco. Pero no podía, ¿cómo iba a poder olvidar lo que acaba de suceder? Christian me acababa de apartar hacia un lado. No quería saber nada de mí. Lo había echado todo a perder por culpa de mis impulsos.

Llegué a casa y fui directa a mi habitación, incapaz de continuar. 


Unos golpes en la puerta consiguieron abrir mis ojos. Suspiré intentando recordar en qué momento me había quedado dormida. Busqué el móvil para mirar la hora: cinco y media.

Me levanté y abrí la puerta. Alcé una ceja al ver de quien se trataba.

— ¿Justin? —pregunté sorprendida. — ¿Cómo has entrado?

Justin revolvió su pelo con nerviosismo y sonrió levemente.

— Tu padre me ha dejado entrar. Me dijo que te avisara de que se iba a pasear a Minnie.

Asentí y le dejé pasar. Justin entró en la habitación y la observó con detenimiento.

— Vaya... No ha cambiado nada. —murmuró lo suficientemente alto como para llegar a oírle.

Caminé hacia la cama y me senté. Justin se quedó de pie aún admirando el lugar. Llevaba unos pantalones caídos oscuros y una camiseta roja con unos detalles alrededor. En el cuello le colgaban dos cadenas, una de oro y otra de plata. Su cabello era casi rubio y lo llevaba hacia atrás, en forma de tupé. 

Me llegaban a decir hace cuatro años que Justin se iba a cortar el pelo y me hubiera reído en su cara.      

Justin posó su vista en mí y de inmediato dejé de mirarle sintiendo el color conquistar mis mejillas. Caminó hacia mí hasta sentarse a mi lado. 

— Y bien, ¿qué te trae por aquí? —le pregunté mirando hacia mis manos.

— Bueno, estaba en casa sin hacer nada y pensé en venir a verte. Ryan está de un humor de perros. —hizo una mueca. 

Reí.

— Yo tampoco estoy de muy buen humor. 

— Eres una chica, es normal. —carcajeó. 

Le pegué un codazo uniéndome a sus risas. Justin me hacía reír a pesar de todo y eso me despejaba de los problemas.

El móvil comenzó de nuevo a vibrar en mis manos. Bajé la vista con temor y vi que era un mensaje. Tragué saliva y seguí mirando al frente, esta vez más tensa.

— ¿Ocurre algo? —me preguntó con el ceño fruncido.

— ¿Mhm?

— ¿No vas a mirar el mensaje?

Mordí mi labio y negué.

— Será publicidad, estos días no paran de llegarme mensajes spam.

Justin me miró, y sentí que no se había terminado de creer lo que le había contado pero cambió de tema. Y se lo agradecí.

— ¿Qué has hecho durante el día? —me preguntó con una pequeña sonrisa.

Alcé los hombros. — Nada fuera de lo normal.

— Si lo dices tú significa que has hecho algo bastante anormal.

Le miré intentando mostrar enfado pero terminé con una sonrisa dibujada. Necesitaba a alguien como Justin para olvidar todos los problemas que había llegado a tener con Christian.

Así que me giré hacia él y lo abracé. Justin pareció quedarse bastante asombrado  ante mi repentina acción pero tras unos segundos me rodeó con sus brazos repletos de tatuajes.

— Gracias por hacerme sentir mejor. —le agradecí con un hilo de voz.

— No tiene importancia, me gusta verte sonreír. 

Nos separamos de aquel abrazo y me quedé mirándolo. 

— En serio, muchas gracias.

Justin me acarició la mejilla, a lo que yo me estremecí por aquel contacto.

— Siento que te lo debo después de todo lo que te hice. —lamió sus labios y comenzó a acercarse hacia mí. 

Tragué saliva al saber lo que estaba a punto de ocurrir. Me aparté rápidamente y fui hacia la puerta.

— Creo que es mejor que bajemos abajo. —me apuré a decir. 

Justin suspiró y ambos bajamos las escaleras en silencio. Nos sentamos en el sofá también en silencio, esto iba a ser una pesadilla.

— Oye, lo siento por lo de antes. —comenzó a disculparse. — Suelo dejarme llevar muy rápido y tenerte aquí ha sido todo tan repentino...

Sonreí. No me iba a molestar, no había llegado a pasar nada y él me estaba demostrando poco a poco que estaba cambiando.

— No te disculpes. Para serte sincera sigo enamorada de Christian, es mas, lo he estado todos estos cuatro años y aún... —le expliqué alzando la mirada hacia sus ojos. — Tengo que superarlo.

Justin me cogió de la mano y me sonrió.

— Quiero que sepas que voy a estar esperándote. No tengo prisa y si te soy sincero, tampoco te he podido olvidar en estos cuatro años.

Le miré por un rato, sin apenas poder creer que Justin estuviera en la misma situación que yo.

— ¿Y Selena? —le pregunté. 

Había escuchado que estuvieron juntos durante dos años y eso daba que pensar.

Justin frunció su nariz. — Esos dos años fueron... Un paréntesis a todo. Realmente ella me hizo olvidarte pero en cuanto todo se terminó estaba aún más confundido que antes.

Le di un apretón a su mano mostrando apoyo. 

— Pues amigo, estamos en la mierda.


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N/A: Holaaaaa, hace meses que no nos leíamos (?). Sería muy descarado pediros perdón e irme así que intentaré mañana subir otro capítulo para compensar un poco :).

loveu♡,

Kisses***

viernes, 2 de enero de 2015

Capítulo 5 ~ Segunda Temporada.

La rabia es jugadora profesional en casos de impotencia. Es difícil intentar controlarla, pero mas difícil es intentar controlar al corazón. 

— Gracias. —le agradecí con un tono de ironía, que ni yo misma sabía que podía sacar.

— Para eso estoy. —contestó Lucas, guiñándome un ojo con una sonrisa burlona que daban ganas de borrársela.

Me levanté decidida y cogí del brazo a Lucas para sacarlo, fuese como fuese de la casa. Me había jodido, y bien jodido. Ryan ahora me odiaría, como casi todas las personas de este lugar. Y lo peor era que, esta vez, sí sabía porque me odiaba. 

— ¿Qué haces? —me preguntó con asombro, Lucas, apartando su brazo de mi.

— Echarte, ¿no lo ves?

Volví a cogerle del brazo y abrí la puerta que daba a la calle.

— No me voy a ir.

— Si no te vas te echo. —le empujé para intentar sacarle, pero no conseguí moverlo.

— No te conviene echar a empujones a un agente de la policía.

Me quedé quieta. Helada quizás. ¿Me estaba diciendo que como pertenecía a la policía podría hacer lo que le diera la gana? 

Mi impotencia comenzó a subir, junto a la rabia. 

— ¡¿Qué mierda quieres, entonces?! —le grité, frustrada. Lo único que quería era que se fuera, que se largara de mi vista. Que me dejara vivir.

— Ya te he dicho que me tienes que contar lo que hiciste ayer.

Suspiré mostrando mi irritación. Quería que se fuera, así que se lo contaría.

— Estuve en el hospital, luego volví a casa y me fui a una fiesta de bienvenida y volví, de nuevo, a casa. Y, para ahorrarte el trabajo de volver, hoy he ido a la universidad para inscribirme y comenzar la carrera de fotografía, luego he vuelto y alguien me ha amargado el día con su estúpida visita. —le miré enfurecida y bajé la vista al suelo. — No saldré de casa en lo que queda del día. 

— ¿Y tu padre? ¿lo has visto? —me preguntó anotando cosas en una pequeña libreta de bolsillo. Asentí. — ¿todo bien con él? Sabes que si no me dices la verdad, la averiguaré sea como sea.

— Sí, todo bien. Aunque si los abrazos son un arma, entonces, arrésteme.

Lucas suspiró guardando su libreta en un bolsillo de su chaqueta. 

— Bien, hasta la próxima, mi querida ____(tn).



Subí las escaleras con intención de ir a la habitación de Ryan y disculparme. No iba a ser fácil pero tenía que intentarlo. 
Me quedé mirando la puerta de su habitación, ¿y si no me perdona? 
Toqué con un movimiento ligero, en el que me di cuenta de que me temblaba la mano bastante. Estaba nerviosa y preocupada. Una mezcla de ambas cosas corría por mi cuerpo.

— Adelante. —contestó la voz de Ryan desde el otro lado.

Abrí la puerta con sigilo y me apresuré a entrar. Ryan estaba sobre su cama junto a un laptop. No me prestó atención al entrar y eso hizo que me preocupara más.

— ¿Qué haces? —pregunté intentando quitar leña al fuego.

— No te importa. —contestó éste mirando aún hacia la pantalla. 

— Sí me importa, sino no te hubiera preguntado. 

Ryan levantó su vista un segundo para posarla en mi. Me crucé de brazos, intentando mostrar un estado tranquilo.

— ¿Por qué no querías volver, ____(tn)? 

Tragué saliva mirando a un punto fijo para intentar calmarme. 

«No quería volver porque tenía miedo de que no me aceptarais,  porque no quería sentir aun más fuerte por Christian, porque sufría una lucha interior intentando visualizar a mi padre como el de siempre en vez de al borracho que me pegó. Por muchas cosas. en general.» — No lo sé. 

Ryan se levanto malhumorado de su cama y abrió la puerta. 

— Puedes irte, entonces. —me señaló la salida. Sentí pinchazos por dentro y unas ganas tremendas de llorar. 

— Bien. 

Salí de aquella habitación que por un momento me pareció lo más claustrofóbico que podía existir. Las lágrimas comenzaron a fluir de mis ojos y el timbre de la puerta sonó. Bajé las escaleras mientras me limpiaba los ojos, deseando que la persona que hubiera tras la puerta no se diera cuenta de mis lágrimas. 

— Buen-- ¿estás bien? 

La silueta de Christian apareció tras la puerta. Abrí los ojos, sorprendida por su presencia. Alargó su mano para tocar mi rostro mojado, sentí como millones de descargas brindaban en mi interior. Tragué saliva con la intención de apagarlas. 

— Sí, estoy bien. —contesté y me aparté a un lado para dejarle pasar. — Si buscas a Ryan está en su habitación, puedes subir.

El sonrió y negó.

— No, no. No busco a Ryan, te busco a ti. —respondió este. 

Podía notar como mi corazón comenzaba a latir desenfrenadamente. Respiré lentamente intentando alejar la emoción para concentrarme en la realidad. Soy su mejor amiga, es normal.

— Uhm, ¿y qué quieres? —sonreí levemente para no mostrar lo molesta que estaba.

Él pasó su mano sobre el pelo y lamió sus labios.

— Bueno, pensaba que podríamos pasar algo de tiempo juntos, ya sabes, como amigos. 

Asentí y solté un pequeño suspiro. 

— Bien, vayamos a alguna parte. Necesito salir de esta casa.


 
Caminamos juntos sin pronunciar palabra hasta cruzar el jardín en el que habíamos quedado él y yo hace 4 años.

4 años... y el ya no me recuerda.

— Quedémonos aquí. —me pidió él. Le miré algo sorprendida, ¿se había acordado de lo que significaba este jardín?

— Uhm, sí, claro. —me dediqué a responder.

Habían muchas cosas que quería decirle; sin embargo, no decía ninguna. 

Nos sentamos en un banco que había justo en el lado derecho.

— ¿Quieres un helado? —me preguntó mirando a un puesto que había cerca de nosotros.

Todo esto me recordaba al pasado, era demasiado sufrimiento junto. 

Flashback.

— Yo quiero un helado de vainilla y caramelo, ¿y tú? —me preguntó Christian, sacando su cartera. 

— Yo uno de fresa. —contesté mientras sacaba mi dinero.

Me lazó una mirada y luego bajó hacia mi mano que sujetaba el dinero.

— Ya te puedes ir guardando el dinero, te lo voy a pagar yo.

— Eso es lo que te crees tú, guapo. —le respondí con una leve palmadita en la espalda.

— Lo que me creo y lo que va a ser. 

Christian me devolvió la palmadita en la espalda, con una sonrisa. No le iba a dejar que me pagase, así que intentaría mostrarme firme ante mi palabra.

— No. —le contesté cortante.

— Sí. —el me respondió de igual manera, temía que se enfadara.

— No. —añadí negando con un movimiento de cabeza.

— Sí. —imitó mi gesto, pero afirmando.

— No.

— No.

— Sí. —respondí cayendo en su juego. 

Al instante me lamenté el dejarme llevar. Él me señaló con el dedo índice mientras mostraba una sonrisa.

— ¡Sabía que ibas a picar! 

— ¡No es justo! —carcajeé mientras negaba.

— Silencio, bonita. —me contestó mientras pagaba al dependiente. Éste observaba todo con diversión.

— Gracias, ¡qué se lo pase bien con su novia! —el dependiente nos tendió los helados. Mis mejillas lograron encenderse al instante, ¿cómo podía fluir tan rápido la sangre?

Le miré a Christian por instinto y pude comprobar como él también se había sonrojado.

— Eh... no es mi novia. —contestó algo más cortante de lo que imaginaba. 

Yo tan solo me dediqué a mirar intentando bajar el color de mis mejillas.

— Uhm, —el dependiente comenzó a reír algo incomodo. — perdón.

Sonreí y le miré tranquilamente. El pobre señor se veía en un aprieto.

— No pasa nada. 

— Bueno, que lo disfrutéis. —se despidió con una sonrisa, aunque incómoda, y nos marchamos.



Tenía ganas de comenzar a llorar, pero no podía dejarme llevar por el lado débil. El médico dijo que le volvería la memoria, y tan solo me quedaba confiar en su palabra. 
Asentí y sonreí.

— Me apetece uno de fresa. 

Christian me miró por un segundo más y asintió vacilante. 

— Yo lo tomaré de vainilla y caramelo. —se dedicó a responder. — Voy a comprarlos, tú quédate aquí.

Se levantó y me sonrió forzadamente.

— Vale.

Había aceptado que se fuera él a buscarlos porque sabía que si iba podría ponerme a llorar enfrente de él. Sus sonrisas forzadas solo daban a entender que tampoco le era cómodo estar a mi lado, se notaba que solo lo hacía porque sabía que yo estaba enamorada de él. 

Por parte le agradecía a Olivia que le hubiese dicho mis sentimientos hacia él, eso me ahorraba decírselo más adelante. Pero no me gustaba la forma en la que lo había hecho, había sido sucio y rastrero. 

Suspiré y noté como una lágrima corría por mi mejilla. La retiré rápidamente antes de que volviera Christian. 
Mi móvil vibró en mi pantalón. Lo saqué del bolsillo y vi que me avisaba de un mensaje de número desconocido. Lo abrí con temor.

De: Desconocido.

Es genial verte sufrir de esta forma, no sabes cuanto tiempo lo he estado esperando.


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N/A: Holaaaaaaa. Bueno, por fin el capitulo. Quería subirlo el día 1 como regalo para comenzar el año pero me fui a Barcelona a pasar las vacaciones y eso daba como consecuencia tener que subirlo mediante los megas del móvil y... no es que me funcionen porque los gasté :'). Sí, soy genial. Bueno, al fin hoy se me iluminó la mente y le robé internet al móvil de mi padre y pude subir capítulo *aplausos* .

Y bueno, ¡espero que os haya gustado y hasta la próxima!

Comenten para saber la opinión sobre la novela ❤️.

Kisses***