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viernes, 10 de abril de 2015

Capítulo 7 — Segunda Temporada

Ver a Justin ahí, sufriendo el mismo problema que yo me habían dado motivos de confianza con él. Me sentía a gusto, aunque a la vez era incómodo ya que yo era la responsable de su dolor de cabeza. Pero todo no podía ser en esta vida, y de eso sabía mucho.

Le conté lo sucedido con Christian y me sorprendió como le había molestado el trato de él hacia mí. 

— No me gusta como juega con tus sentimientos, ____(tn). —dijo casi en un susurro mientras hacia gestos negativos con su cabeza.

Suspiré, a mí tampoco me hacía gracia aquello pero aunque intentara no caer en las redes de Christian... Siempre volvía a hacerlo.

— Lo sé pero no puedo evitar lo que siento... —moví la cabeza intentando borrar el último momento vivido con Christian. — Cuéntame sobre tu relación con Gomez.

Justin elevó sus cejas, parecía sorprendido por mi repentino cambio. Sonreí inocentemente y él soltó una pequeña risa.

— Estábamos bastante bien pero... —lamió sus labios. — bueno, hubo varias peleas y ella decidió terminar con esto. 

Mordí mi labio inferior y le miré, intentando descifrar su estado de ánimo pero parecía no importarle.

— He escuchado que no te lo tomaste muy bien... Ya sabes, eres el grandioso Justin Bieber, no hay nada que no salga por la televisión. —dije, intentando medir mis palabras.

Había escuchado que después de cortar se le había visto con varias chicas, y luego hubieron varios rumores de que él y Selena volvían a estar juntos pero después se le volvía a ver con otras chicas y bien pegado a ellas y... Daba que dudar. 

Luego ya vinieron los rumores de drogas, alcohol y... Bueno, algunas noticias sobre que había estado con aquellas chicas que suelen estar por la noche en la rotonda.    

Justin pasó sus manos por el cabello, desordenando así su perfecto tupé.

— Sí, hice cosas de las que me arrepiento pero es normal, soy una persona... —dijo, bajando su tono de voz con cada palabra. — ¿no?

Levantó su vista hacia mí y yo asentí intentando mostrar en mi sonrisa compresión.

Yo no soportaría el hecho de ser famosa y de que el mundo esté pendiente de que cometa algún fallo. 

— Con todas las estupideces que has hecho este último año realmente se ve que querías a Selena.

Justin puso sus labios en una fina linea formando un hoyuelo en su mejilla izquierda, y asintió.

— La quería, de verdad que la quería y me había ayudado a olvidarte p... 

— Ves a por ella, estoy segura de que podrás conseguirlo. —le animé.

Él negó. — No, no me has dejado terminar. —lamió sus labios de nuevo. — Pero al terminar con ella tú volviste a aparecer en mi cabeza, y eso es lo que en parte me hizo cometer locuras. —me miró a los ojos, tiernamente, pero veía algo de dolor en ellos. — Creía que nunca te iba a poder superar... Y de momento va siendo cierto.

•••

Me desperté con un tremendo dolor de cabeza. Pasé mis manos por mi rostro intentando recordar cómo había llegado a quedarme dormida. Y al instante, los recuerdos vinieron.

Después de tener aquella conversación con Justin donde nos habíamos abierto el uno al otro, mi padre y Charlie llegaron e invitaron a Justin a quedarse a comer. La comida se podría haber dicho que había sido divertida pero Ryan se había comportado como un completo fantasma. No hablaba con nadie, apenas había levantado su mirada de la comida, y cuando terminó se había ido directo a su habitación. Y me sentía verdaderamente mal, era mi culpa. 

El resto del día Justin se había ofrecido a distraerme de la realidad jugando al Parchís y al Monopoly. Cualquiera que nos hubiera visto pondría en duda nuestra edad. 

Y finalmente había decidido irme a la cama a dormir, sobre las nueve. Y sí, sin cenar, qué extraño en mí, ¿verdad? 

Ironía.

Volví al día de hoy, desorientada. Ni siquiera sabía a que hora vivíamos. Pasé mi mano sobre la mesita de noche y hasta encontrar mi móvil. 

Once y media. ¿Tanto había conseguido dormir?  

Recordé entonces el mensaje que había recibido ayer a la mañana cuando me encontraba con Justin. Me metí en mensajería y observé que el mensaje era de un número desconocido. Al momento me tensé.

De: desconocido.

En cuanto puedas llámame, es importante.

Jasmine.

Relajé cada uno de mis músculos, tan solo era ella. 
Guardé el número en contactos y dejé el móvil sobre la mesita. 

Decidí ducharme para despertar por completo a mi mente, y después de esto me vestí. Me puse unos jeans claros largos y una camiseta holgada rosa. 

Bajé a desayunar y me encontré con toda la familia al completo.

<< Más quisiera. >>

Estaban papá, Charlie y Ryan sentados alrededor de la isla comiendo cada uno sus respectivos desayunos, y cómo no, Minnie intentando conseguir algo de comer.

Había crecido muchísimo.

— Hola. —saludé sonriente y me senté en la silla de al lado de Ryan.

— Buenos días, cariño. —contestó Charlie con una amable sonrisa.

— Buen día. —me saludó papá, en español. 

Reí y miré hacia Ryan, pero seguía en su mundo. Me serví unos cereales con leche e intenté terminarlos los más rápido posibles. Recordé un tema que debía de hablar con mi padre.

— Papá, Charlie, —ambos elevaron la vista hacia mí. — ayer ya me apunté a la Universidad, así que si viene alguna carta de la Universidad me gustaría que me avisarais lo más pronto posible.

Charlie sonrió. — Seguro que te cogen. —me animó, le devolví la sonrisa agradecida.

— Sí, siempre has sacado buenas notas, no te preocupes. —continuó mi padre.

Terminé de desayunar y me dirigí hacia Minnie, que me miraba desde el suelo. 

— Voy a ir a pasear a Minnie, hace bastante que no paso tiempo con ella. —les avisé a todos, y ellos asintieron.

— ¡Vamos a la calle, Minnie! —le dije, felizmente. 

Ésta comenzó a mover su cola, animada. Reí y le puse la correa. Me coloqué mi chaqueta vaquera, ya pronto sería Otoño y el frío estaba saliendo de sus cuevas. Salimos de casa y tras pasear un rato recordé el mensaje de Jasmine.

Debía llamarla, no quería darle malas impresiones, ya había tardado bastante.

Mientras caminaba, busqué el móvil por el bolsillo del jean y, en cuanto lo encontré, marqué su contacto.

Uno, dos, tres, cuatro...

— ¿____(tn)? —preguntó desde el otro lado de la línea, extrañada.

Asentí, pero caí en la cuenta de que no me podía ver.

— Sí, yo misma. —contesté con un hilo de voz. Al instante aclaré mi garganta. — Me habías enviado un mensaje y...

— ¡Ah sí! —gritó ella. — Había llegado a creer que no me llamarías. 

Reí. — No te he podido llamar antes, lo siento.

— Oh, no importa. —contestó ella, parecía alegre. — Me gustaría hablar contigo en persona, si fuera posible.

Mordí mi labio y asentí, de nuevo. — Uhm, sí claro, ¿cuándo?

— Ahora. —carcajeó. — ¿Estás en tu casa? 

— No, estoy paseando a Minnie. —respondí, mirando el lugar. 

No tenía ni idea de como hacerle saber en dónde me encontraba.

— Quedamos en el parque donde nos encontramos la primera vez, ¿te parece bien? 

— Sí, claro. 

— Genial, ¡te veo luego! 

— Adiós.

Y ambas colgamos. No sabía qué les había dado a todos con aquel parque. Siempre el mismo lugar.

Caminé hacia aquel lugar mientras Minnie iba jugando con un palo que se había encontrado. En cuanto llegamos a aquel parque, los recuerdos que había pasado con Christian volvieron a mi mente pero rápidamente los aparté. Le arrebaté a Minnie el palo que tenía, le solté de la correa y le tiré el palo para que fuera a buscarlo.

Llevábamos así diez minutos cuando Jasmine se posó a mi lado. 

— ¡Hola! —me saludó con una sonrisa. 

Le devolví la sonrisa algo incómoda. — Hola, Jas.

De un momento a otro, Jasmine se había abalanzado sobre mí para abrazarme. Reí y nos separamos, para luego sentarnos en un banco.

— Quería hablar contigo porque sentía que estabas molesta conmigo por algo y quería solucionarlo cuanto antes. —me explicó ésta y fruncí el ceño.

— No estoy molesta con nadie, Jasmine... —contesté rápidamente, pero al segundo me callé. — Bueno, puede que con Christian sí, pero eso es otra historia. —ella rió y me uní a sus risas. — El caso es que yo creía que os pasaba algo conmigo, habéis cambiado tanto...

Ella hizo una mueca y negó. — No estamos para nada molestos. Al menos yo. —comentó y después suspiró. — Pensaba que te ocurría algo con nosotros.

Negué. — Para nada.

Jasmine sonrió ampliamente y abrió los brazos.

— Entonces, ¿todo como antes?

Sonreí y asentí. — Todo como antes.


•••

Había pasado ya una semana desde aquel día y había estado quedando con Jasmine y Justin. Ryan seguía ignorándome y no sabía nada de Christian. La verdad, esta semana lo había pasado genial y apenas había tenido tiempo de pensar en Christian. Aquello me alegraba, sentía que si todo seguía así podría olvidar a Christian, pero si no lo había conseguido en cuatro años... Esto iba a ser un completo reto.

Llegué a casa sobre las diez de la mañana. Cada mañana intentaba despertarme a las siete para mirar el correo y saber si había llegado ya la carta de la Universidad, pero esta semana no había tenido suerte. 
Y como no me iba a dormir de nuevo, había cogido la costumbre de ir a pasear a Minnie por las mañanas. Así pasaba más tiempo con ella. 

La solté de la correa y dejé que fuera a descansar. Me dejé caer en el sofá mientras observaba la casa vacía. Papá y Charlie salían a trabajar sobre las cinco de la mañana y Ryan aún seguía durmiendo y cuando despertaba era como si no estuviera, por lo que mis mañanas siempre las pasaba sola.

Pasé mi vista por la cocina hasta llegar a la gran isla. Ahí reposaba un móvil. Me levanté del sofá para observar de quien era. Mi padre.

Los recuerdos de cuando encontré un mensaje de mamá en su teléfono no tardaron en venir a mi mente.

***

Un móvil sonó, pero no era de ninguno de los tres. Buscamos con la mirada el lugar proveniente del sonido, hasta que dimos con la mesa de la cocina. Me levanté y lo miré.

— Es el móvil de mi padre. —dije mientras miraba que tenía un mensaje de un número desconocido.

— ¿Qué dice? —preguntó Ryan, interesado. 

No nos juzguéis por leer cosas que no son nuestras, pero estábamos a un nivel de desesperación por saber lo que ocultaba que todo nos parecía una pista.

Abrí el mensaje y lo leí.

— ¿Qué mierda? —dije sorprendida. 

No, no podía estar pasando. Esto no podía ser real.

— ¿Qué pasa ___(tn)? —me preguntó Christian, con un semblante preocupado.

— El mensaje es... —tragué saliva. Esto no podía ser real, ¿por qué le enviaba un mensaje a mi padre? — ...es de mi madre.


***

Siempre había intentado olvidar aquel tema. Al llegar a ____(tp) había decidido que quedaría en el pasado todo lo que había ocurrido aquí. Prácticamente porque no tenía apenas posibilidades de descubrir algo a millones de kilómetros pero ahora, ahora que podía, iba a hacer lo que sea para saber lo que le había ocurrido a mi madre.

Era hora de descubrir lo que no había podido descubrir cuando era pequeña.



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N/A: Sé que había dicho que subiría al día siguiente pero todo se me complicó así que he intentado hacer el capítulo más largo de lo normal. ¡Espero que os guste!

PD: Quiero avisar a todas de que podeis encontrarme en wattpad como itspidge . ¡Nos vemos!

loveu.

Kisses***

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