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miércoles, 23 de julio de 2014

Epílogo ~ Novelas de Christian Beadles & Tú.

— Que en paz descanse. —bendijo por última vez el cura a mi abuelo, antes de meterlo bajo tierra. Mis lágrimas no paraban de salir, mi único abuelo había muerto hacía apenas dos días. No podía entender el por qué Dios me lo hacía pagar de esta forma. 


Todos los que habían asistido al funeral se levantaron de los asientos del cementerio y comenzaron a darme el pésame. Era lo único que me quedaba en _____(tp) y ya no iba a estar más aquí conmigo. Ya no tenía a nadie.


— ¿_____(tn) ______(ta)? —me giré para ver quien me llamaba. Un hombre con traje gris y unas gafas de sol se acercó a mi. 


— Sí, yo misma. —lamí mis labios esperando su pésame, como todos.


— Soy Daniel Perez, agente del FBI. Lamentamos la muerte de su abuelo. — asentí con la cabeza para dar por finalizada la conversación. Él en cambio siguió. — Tengo entendido que ya no tiene a nadie más en este país con el que residir, y con su edad no podemos dejarla viviendo sola. 


— Tengo casi 18, puedo cuidarme perfectamente. —me quejé. 


— Entienda que no podemos hacer eso. —dijo quitándose sus gafas de pasta negra. Suspiré.


— ¿Me van a llevar a un orfanato? —sonreí sarcásticamente. El hombre negó.


— No. Por lo que tenemos entendido, tienes a tu padre vivo en los Estados Unidos. —abrí los ojos como platos. No iba a volver ahí, no por favor. Había pasado 4 años desde que me fui de Atlanta, no podían hacerme esto.


— No, no quiero volver con mi padre a Atlanta. —dije desesperada. — ¿No hay otra forma para quedarme? —le miré con esperanza. 


— Lo siento mucho. Su padre ya a sido avisado. —volvió a ponerse las gafas. — Mañana a las nueve le pasará un coche a recoger para llevarla al aeropuerto. No tarde. 



Salí del cementerio y cogí un taxi para volver a casa. Estuve prácticamente media hora intentando que un maldito taxi se dignase a parar. Al fin, la suerte quiso concederme un poco de su poder y un taxi se paró.


Le di la dirección y miré los mensajes que tenía en el whatsapp, eran de compañeros de clase. El taxi paró en la avenida, salí del coche y le di el dinero que le debía. 


Busqué desesperadamente las llaves para entrar al portal de casa, no las encontraba en el maldito bolso. ¿Por qué tenía que ser tan grande? 


Claramente hoy no era mi día.


Al fin encontré las llaves y pude entrar. 

Esperé al ascensor y cuando llegó me metí y apreté el piso 2. El ascensor subió y después de unos cuantos segundos abrió sus puertas. Salí del agobiante lugar y entré en casa. Se veía fría y solitaria sin él. Dejé el bolso en la mesa de la cocina y me senté en una de las sillas de al rededor. Cogí la laptop, estaba encendida y tenía una conversación de skype en espera. Miré para saber quien era y vi que ponía Melody Lopez. Abrí los ojos sorprendida al ver a mi antigua amiga esperando para tener una conversación por skype conmigo. 


Hacía casi tres años que no había vuelto a hablar con ninguno de ellos. Tan solo hablaba con mi padre, ya que es mi padre... aunque muy pocas veces. El primer año que me fui había hablado casi todos los días con ella y con los demás. Pero poco a poco teníamos menos conversación, no sabíamos de que hablar entre nosotras y así fue como fuimos perdiendo contacto.


Acepté la conversación.


Yo: ¿Hola? -saludé. Vi que ponía en su chat « escribiendo... »


Melody Lopez: Hola ____(tn), debo decirte algo. -miré extrañada la pantalla. ¿Qué sería? A lo mejor se había enterado de la muerte de mi abuelo y quería darme su pésame.


Yo: Dime. -contesté. Otra vez su odioso « escribiendo... ». 


Melody Lopez: Puede que ya ni te acuerdes de los que estamos aquí, pero nosotros de ti sí. Sé que te fuiste de aquí con una mala despedida con Christian. -tragué saliva. Hacía apenas cuatro años que no volvía a escuchar, en este caso a leer, su nombre. - Me lo contó todo. Ahora, no sé si tu rencor u orgullo de mierda te ha dejado aun algún sentimiento por él escondido. 


Yo: No sé a que viene todo esto. No estoy de humor. -escribí para que cortara el royo.


Melody Lopez: Christian a tenido un accidente de coche. Sus golpes fueron graves, está en coma. -su conexión se apagó. Un grito ahogado junto con una lágrima comenzó a caer por mi rostro. Me había dejado colgada con esa noticia. No podía ser verdad todo esto, sería una broma de mal gusto que habrían quedado en hacer para verme sufrir desde la otra punta del mundo. Sí, sería eso.


Mi móvil vibró. Era un mensaje.


De: Desconocido.


¿Ya te dieron la noticia, perra?

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