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martes, 28 de abril de 2015

Capítulo 8 — Segunda Temporada.

Subí corriendo las escaleras hasta llegar a la habitación de mi padre y de Charlie. Las escaleras me cansaban de una forma espectacular, y aún más tener que subirlas corriendo, había perdido la práctica. 

Abrí la puerta con cuidado de no hacer demasiado ruido, aunque no hubiera nadie sentía que cuanto menos ruido hiciera era mejor.

La cama de matrimonio estaba con las sábanas bien colocadas y el color celeste de las paredes hacia contraste con los muebles color Haya. 
Avancé y me dirigí a la mesita de noche de mi padre. No había nada que pudiera servirme por lo que me agaché y miré bajo la cama. No se podía ver nada por la oscuridad por lo que me saqué el iphone del bolsillo y encendí la linterna. Volví a asomarme bajo la cama, pero esta vez alumbrando. 

Absolutamente nada.

Apagué la linterna con un gemido de frustración y dejé el iphone apoyado contra la mesita de noche de mi padre para luego dirigirme a la cómoda que estaba pegada a la pared. Rebusqué por todos los cajones pero sin tener el resultado esperado.

Miré por encima, y observé bien la habitación. ¿Qué estaba buscando? Esto era estúpido.

Me di media vuelta con intención de irme pero el sonido de un mensaje me recordó que había dejado el móvil sobre la mesita de noche. 
Me acerqué hasta allí y cogí el móvil con desgana, lo más seguro es que fuera el maldito anónimo.

Miré la pantalla, aún eran las diez y diez de la mañana por lo que debería olvidar esa estúpida idea de rebuscar algo que ni siquiera sabía qué y buscar algún pasatiempo más normal.

El mensaje era tan solo publicidad para cambiar de compañía por lo que lo ignoré y intenté guardar el móvil en el bolsillo de mis jeans pero éste se escurrió de mis manos y cayó al suelo.

Maldije por lo bajo y me agaché para recogerlo. Al cogerlo vi como un trozo de papel sobresalía por debajo de la mesita de noche. ¿Qué sería?

Guardé el movil en el bolsillo y saqué aquel papel que resultó ser una carta. Observé la caligrafía escrita a mano, pero no recordaba aquella letra. No conocía de quién provenía.

Le di la vuelta y leí el nombre que buscaba hasta ahora. Monique, mi madre, había escrito aquella carta destinada a Joe, mi padre.  

Sentí como algo por dentro se me encogía al darme cuenta de que no reconocía la letra de mi madre. No la recordaba. 

Tragué saliva y miré la carta con temor. Mis manos me temblaban y se movía ligeramente. 

El ruido de una puerta cerrarse hizo que guardase la carta bajo mi camiseta como impulso. Si me pillaba alguien aquí podría tener problemas.

Salí corriendo de la habitación y entré a la mía. Cerré la puerta con cuidado e intenté pensar en algún lugar en donde poder guardar la carta. Mi vista se posó sobre el portátil que se encontraba encima de la cama. Lo guardaría allí porque sabía que nadie iba a coger mi portátil, o al menos no sin mi permiso.

Nunca lo habían hecho, ¿por qué iban a hacerlo ahora?

Puse la carta en las teclas y cerré la pantalla dejando a escondidas la carta. Salí de la habitación y me asomé para saber quien había llegado. Justin se sentaba en el sofá y a su lado se encontraba Ryan, ¿cuándo se había levantado? 

Decidí volver a mi habitación para poder leer la carta tranquilamente. Tan solo necesitaba unos minutos sin que nadie me molestara para poder leerla sin problemas.

Tan solo necesitaba eso.

Abrí el portátil y tomé la carta. Nada más rozar mis dedos con el papel sentí una chispa de nervios por todo el cuerpo. 

Decidí no esperar más y la abrí.

Hola Joe,

Te envío una carta ya que así me aseguro que no me rastreen el mensaje o la llamada, es más seguro.
En estos instantes me encuentro en Detroit. A Simon no se le ocurriría buscarme por este barrio de Michigan, al menos por el momento, pero ahora que ha llegado ____(tn) debes estar en alerta por si se atreve a atacar.

Un beso,


Monique.


Mis manos dejaron de obedecer a mi cerebro y dejaron que la carta chocase contra el suelo en un vuelo lento. 
¿Qué significaba todo aquello? No sabía en qué momento mi familia se había convertido en el objetivo de alguien. 

Todo era tan ilógico, parecía sacado de una estúpida novela. ¿Quién era Simon y por qué se debía esconder mi madre? ¿Yo estaba en peligro?

Recogí la carta y la metí en el sobre para luego esconderla en el portátil. Suspiré y me froté la cabeza, me dolía demasiado, necesitaba despejarme.

El bolsillo comenzó a vibrarme y seguido comenzó a sonar Rude Boy de Rihanna.

Me estaban llamando.

Miré la pantalla del móvil y el número de Caitlin resplandecía en él. Descolgué la llamada rápidamente.

— ¿Caitlin? —pregunté extrañada por su llamada.

— ¡Hola, ____(tn)! —me saludó con una voz cantarina. — ¿Cómo estás?

Mordí mi labio, una pregunta tan común y tan difícil de responder sinceramente.

— Bien, —respondí neutralmente. —¿y tú?

— Todo está yendo genial. —contestó risueña.

Sonreí inconscientemente. 

— Me alegro, de verdad. 

— Sí, yo también, la verdad. —carcajeó. — Quería preguntarte si te apetecería ir al acuario. Vienen Melody, Jasmine, Chaz, Christian y Olivia.

Me quedé en silencio, pensando en su oferta. Iba a estar Christian y Olivia e iba a ser demasiado doloroso.

— No creo que sea buena idea.

Se escuchó un gruñido por parte de Caitlin. — Anímate, puedes traer a quien quieras, será divertido.

Mordí mi labio y salí de la habitación, asomándome por las escaleras. Aún se encontraban charlando animadamente Justin y Ryan.

— Está bien, pero vendrán conmigo Ryan y Justin.

Hubo un silencio por su parte. 

— ¡Genial, nos vemos allí!

— ¿Ahora? —pregunté alzando las cejas.

— Sí, prepara todo y allí nos vemos.


Terminé la llamada y corrí escaleras a bajo para ir directa a donde Justin y Ryan.

De nuevo me había cansado. Justin me miraba divertido.

— ¡Hola, chicos! —les saludé, ignorando el simple hecho de que Ryan aún siguiera sin dirigirme palabra.

— Hola, ____(tn), justo estaba preguntando por ti. —me saludó Justin con una sonrisa, para luego besarme la mejilla.

Reí. — Sí, claro. 

Miré a Ryan esperanzada pero simplemente se cruzó de brazos. Suspiré.

— Caitlin nos ha invitado al acuario, —les informé mirándoles con una pequeña sonrisa. — ahora. 

— ¡Genial, ya tenemos algo que hacer! —dijo Justin, alegremente, mientras miraba a Ryan.

Éste rodó los ojos. — Id vosotros, no me apetece.

— Vamos, bro. —frunció el ceño Justin.

Mordí mi labio, sabía de sobra que no iba al acuario por mí. Unas tremendas ganas de llorar se acumularon en mi garganta pero intenté alejarlas.

— Que os vaya bien. —respondió, subiendo las escaleras hasta su cuarto.

Me crucé de brazos, sintiendo la culpa recorrer todo mi cuerpo. Los brazos de Justin me rodearon y dejé escapar un suspiro.

— Se le pasará. —susurró.

Negué con la cabeza. — No creo.


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N/A: Hola chicas! Aquí el octavo capítulo. En realidad ya lo tenía escrito de hace tiempo pero estaba en el ipad y allí no tengo internet para subirlo.

Hoy se me ocurrió la idea de compartir el internet de mi móvil con el ipad y así poder subirlo, ¡y aquí está!


PD: He tardado tanto, dejando a parte el tema del internet, porque estaba de intercambio, pero como veis ya estoy de vuelta, ha sido poco tiempo :D.

Kisses***

viernes, 10 de abril de 2015

Capítulo 7 — Segunda Temporada

Ver a Justin ahí, sufriendo el mismo problema que yo me habían dado motivos de confianza con él. Me sentía a gusto, aunque a la vez era incómodo ya que yo era la responsable de su dolor de cabeza. Pero todo no podía ser en esta vida, y de eso sabía mucho.

Le conté lo sucedido con Christian y me sorprendió como le había molestado el trato de él hacia mí. 

— No me gusta como juega con tus sentimientos, ____(tn). —dijo casi en un susurro mientras hacia gestos negativos con su cabeza.

Suspiré, a mí tampoco me hacía gracia aquello pero aunque intentara no caer en las redes de Christian... Siempre volvía a hacerlo.

— Lo sé pero no puedo evitar lo que siento... —moví la cabeza intentando borrar el último momento vivido con Christian. — Cuéntame sobre tu relación con Gomez.

Justin elevó sus cejas, parecía sorprendido por mi repentino cambio. Sonreí inocentemente y él soltó una pequeña risa.

— Estábamos bastante bien pero... —lamió sus labios. — bueno, hubo varias peleas y ella decidió terminar con esto. 

Mordí mi labio inferior y le miré, intentando descifrar su estado de ánimo pero parecía no importarle.

— He escuchado que no te lo tomaste muy bien... Ya sabes, eres el grandioso Justin Bieber, no hay nada que no salga por la televisión. —dije, intentando medir mis palabras.

Había escuchado que después de cortar se le había visto con varias chicas, y luego hubieron varios rumores de que él y Selena volvían a estar juntos pero después se le volvía a ver con otras chicas y bien pegado a ellas y... Daba que dudar. 

Luego ya vinieron los rumores de drogas, alcohol y... Bueno, algunas noticias sobre que había estado con aquellas chicas que suelen estar por la noche en la rotonda.    

Justin pasó sus manos por el cabello, desordenando así su perfecto tupé.

— Sí, hice cosas de las que me arrepiento pero es normal, soy una persona... —dijo, bajando su tono de voz con cada palabra. — ¿no?

Levantó su vista hacia mí y yo asentí intentando mostrar en mi sonrisa compresión.

Yo no soportaría el hecho de ser famosa y de que el mundo esté pendiente de que cometa algún fallo. 

— Con todas las estupideces que has hecho este último año realmente se ve que querías a Selena.

Justin puso sus labios en una fina linea formando un hoyuelo en su mejilla izquierda, y asintió.

— La quería, de verdad que la quería y me había ayudado a olvidarte p... 

— Ves a por ella, estoy segura de que podrás conseguirlo. —le animé.

Él negó. — No, no me has dejado terminar. —lamió sus labios de nuevo. — Pero al terminar con ella tú volviste a aparecer en mi cabeza, y eso es lo que en parte me hizo cometer locuras. —me miró a los ojos, tiernamente, pero veía algo de dolor en ellos. — Creía que nunca te iba a poder superar... Y de momento va siendo cierto.

•••

Me desperté con un tremendo dolor de cabeza. Pasé mis manos por mi rostro intentando recordar cómo había llegado a quedarme dormida. Y al instante, los recuerdos vinieron.

Después de tener aquella conversación con Justin donde nos habíamos abierto el uno al otro, mi padre y Charlie llegaron e invitaron a Justin a quedarse a comer. La comida se podría haber dicho que había sido divertida pero Ryan se había comportado como un completo fantasma. No hablaba con nadie, apenas había levantado su mirada de la comida, y cuando terminó se había ido directo a su habitación. Y me sentía verdaderamente mal, era mi culpa. 

El resto del día Justin se había ofrecido a distraerme de la realidad jugando al Parchís y al Monopoly. Cualquiera que nos hubiera visto pondría en duda nuestra edad. 

Y finalmente había decidido irme a la cama a dormir, sobre las nueve. Y sí, sin cenar, qué extraño en mí, ¿verdad? 

Ironía.

Volví al día de hoy, desorientada. Ni siquiera sabía a que hora vivíamos. Pasé mi mano sobre la mesita de noche y hasta encontrar mi móvil. 

Once y media. ¿Tanto había conseguido dormir?  

Recordé entonces el mensaje que había recibido ayer a la mañana cuando me encontraba con Justin. Me metí en mensajería y observé que el mensaje era de un número desconocido. Al momento me tensé.

De: desconocido.

En cuanto puedas llámame, es importante.

Jasmine.

Relajé cada uno de mis músculos, tan solo era ella. 
Guardé el número en contactos y dejé el móvil sobre la mesita. 

Decidí ducharme para despertar por completo a mi mente, y después de esto me vestí. Me puse unos jeans claros largos y una camiseta holgada rosa. 

Bajé a desayunar y me encontré con toda la familia al completo.

<< Más quisiera. >>

Estaban papá, Charlie y Ryan sentados alrededor de la isla comiendo cada uno sus respectivos desayunos, y cómo no, Minnie intentando conseguir algo de comer.

Había crecido muchísimo.

— Hola. —saludé sonriente y me senté en la silla de al lado de Ryan.

— Buenos días, cariño. —contestó Charlie con una amable sonrisa.

— Buen día. —me saludó papá, en español. 

Reí y miré hacia Ryan, pero seguía en su mundo. Me serví unos cereales con leche e intenté terminarlos los más rápido posibles. Recordé un tema que debía de hablar con mi padre.

— Papá, Charlie, —ambos elevaron la vista hacia mí. — ayer ya me apunté a la Universidad, así que si viene alguna carta de la Universidad me gustaría que me avisarais lo más pronto posible.

Charlie sonrió. — Seguro que te cogen. —me animó, le devolví la sonrisa agradecida.

— Sí, siempre has sacado buenas notas, no te preocupes. —continuó mi padre.

Terminé de desayunar y me dirigí hacia Minnie, que me miraba desde el suelo. 

— Voy a ir a pasear a Minnie, hace bastante que no paso tiempo con ella. —les avisé a todos, y ellos asintieron.

— ¡Vamos a la calle, Minnie! —le dije, felizmente. 

Ésta comenzó a mover su cola, animada. Reí y le puse la correa. Me coloqué mi chaqueta vaquera, ya pronto sería Otoño y el frío estaba saliendo de sus cuevas. Salimos de casa y tras pasear un rato recordé el mensaje de Jasmine.

Debía llamarla, no quería darle malas impresiones, ya había tardado bastante.

Mientras caminaba, busqué el móvil por el bolsillo del jean y, en cuanto lo encontré, marqué su contacto.

Uno, dos, tres, cuatro...

— ¿____(tn)? —preguntó desde el otro lado de la línea, extrañada.

Asentí, pero caí en la cuenta de que no me podía ver.

— Sí, yo misma. —contesté con un hilo de voz. Al instante aclaré mi garganta. — Me habías enviado un mensaje y...

— ¡Ah sí! —gritó ella. — Había llegado a creer que no me llamarías. 

Reí. — No te he podido llamar antes, lo siento.

— Oh, no importa. —contestó ella, parecía alegre. — Me gustaría hablar contigo en persona, si fuera posible.

Mordí mi labio y asentí, de nuevo. — Uhm, sí claro, ¿cuándo?

— Ahora. —carcajeó. — ¿Estás en tu casa? 

— No, estoy paseando a Minnie. —respondí, mirando el lugar. 

No tenía ni idea de como hacerle saber en dónde me encontraba.

— Quedamos en el parque donde nos encontramos la primera vez, ¿te parece bien? 

— Sí, claro. 

— Genial, ¡te veo luego! 

— Adiós.

Y ambas colgamos. No sabía qué les había dado a todos con aquel parque. Siempre el mismo lugar.

Caminé hacia aquel lugar mientras Minnie iba jugando con un palo que se había encontrado. En cuanto llegamos a aquel parque, los recuerdos que había pasado con Christian volvieron a mi mente pero rápidamente los aparté. Le arrebaté a Minnie el palo que tenía, le solté de la correa y le tiré el palo para que fuera a buscarlo.

Llevábamos así diez minutos cuando Jasmine se posó a mi lado. 

— ¡Hola! —me saludó con una sonrisa. 

Le devolví la sonrisa algo incómoda. — Hola, Jas.

De un momento a otro, Jasmine se había abalanzado sobre mí para abrazarme. Reí y nos separamos, para luego sentarnos en un banco.

— Quería hablar contigo porque sentía que estabas molesta conmigo por algo y quería solucionarlo cuanto antes. —me explicó ésta y fruncí el ceño.

— No estoy molesta con nadie, Jasmine... —contesté rápidamente, pero al segundo me callé. — Bueno, puede que con Christian sí, pero eso es otra historia. —ella rió y me uní a sus risas. — El caso es que yo creía que os pasaba algo conmigo, habéis cambiado tanto...

Ella hizo una mueca y negó. — No estamos para nada molestos. Al menos yo. —comentó y después suspiró. — Pensaba que te ocurría algo con nosotros.

Negué. — Para nada.

Jasmine sonrió ampliamente y abrió los brazos.

— Entonces, ¿todo como antes?

Sonreí y asentí. — Todo como antes.


•••

Había pasado ya una semana desde aquel día y había estado quedando con Jasmine y Justin. Ryan seguía ignorándome y no sabía nada de Christian. La verdad, esta semana lo había pasado genial y apenas había tenido tiempo de pensar en Christian. Aquello me alegraba, sentía que si todo seguía así podría olvidar a Christian, pero si no lo había conseguido en cuatro años... Esto iba a ser un completo reto.

Llegué a casa sobre las diez de la mañana. Cada mañana intentaba despertarme a las siete para mirar el correo y saber si había llegado ya la carta de la Universidad, pero esta semana no había tenido suerte. 
Y como no me iba a dormir de nuevo, había cogido la costumbre de ir a pasear a Minnie por las mañanas. Así pasaba más tiempo con ella. 

La solté de la correa y dejé que fuera a descansar. Me dejé caer en el sofá mientras observaba la casa vacía. Papá y Charlie salían a trabajar sobre las cinco de la mañana y Ryan aún seguía durmiendo y cuando despertaba era como si no estuviera, por lo que mis mañanas siempre las pasaba sola.

Pasé mi vista por la cocina hasta llegar a la gran isla. Ahí reposaba un móvil. Me levanté del sofá para observar de quien era. Mi padre.

Los recuerdos de cuando encontré un mensaje de mamá en su teléfono no tardaron en venir a mi mente.

***

Un móvil sonó, pero no era de ninguno de los tres. Buscamos con la mirada el lugar proveniente del sonido, hasta que dimos con la mesa de la cocina. Me levanté y lo miré.

— Es el móvil de mi padre. —dije mientras miraba que tenía un mensaje de un número desconocido.

— ¿Qué dice? —preguntó Ryan, interesado. 

No nos juzguéis por leer cosas que no son nuestras, pero estábamos a un nivel de desesperación por saber lo que ocultaba que todo nos parecía una pista.

Abrí el mensaje y lo leí.

— ¿Qué mierda? —dije sorprendida. 

No, no podía estar pasando. Esto no podía ser real.

— ¿Qué pasa ___(tn)? —me preguntó Christian, con un semblante preocupado.

— El mensaje es... —tragué saliva. Esto no podía ser real, ¿por qué le enviaba un mensaje a mi padre? — ...es de mi madre.


***

Siempre había intentado olvidar aquel tema. Al llegar a ____(tp) había decidido que quedaría en el pasado todo lo que había ocurrido aquí. Prácticamente porque no tenía apenas posibilidades de descubrir algo a millones de kilómetros pero ahora, ahora que podía, iba a hacer lo que sea para saber lo que le había ocurrido a mi madre.

Era hora de descubrir lo que no había podido descubrir cuando era pequeña.



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N/A: Sé que había dicho que subiría al día siguiente pero todo se me complicó así que he intentado hacer el capítulo más largo de lo normal. ¡Espero que os guste!

PD: Quiero avisar a todas de que podeis encontrarme en wattpad como itspidge . ¡Nos vemos!

loveu.

Kisses***

lunes, 6 de abril de 2015

Capítulo 6 ~ Segunda Temporada.

— ¿Con quién hablas? —me preguntó una voz por atrás. 

Escondí el móvil por instinto y alcé la mirada. Christian.

— Uhm, con nadie, solo es publicidad.

Christian me dio mi helado de fresa y se sentó a mi lado. Comenzamos a tomarnos el helado entre un incómodo silencio. ¿Qué se supone que debía decir? 

— Sobre lo de ayer... —comenzó de decir Christian cuando nos terminamos el helado. Le miré atentamente para que siguiera. — No le cuentes nada a Olivia de lo que te dije. 

Seguí observándolo, deseando interiormente que no se refiriera a lo de que le encantaría estar conmigo. Pero sabía que se refería a eso, y eso me dolía.

— ¿El qué?

Christian me miró con suplicio. Parecía que mi llegada le estaba complicando más el recuperarse, se lo estaba poniendo aún más difícil. 

Christian bajó su mirada hacia el suelo y luego la levantó para mirarme.

— Olvídalo. 

La rabia comenzó a fluir por mis venas sin ser capaz de controlarla.

— ¿Me lo estás diciendo en serio? —le pregunté con cólera. Christian alzó su mirada, confuso. — Ojalá pudiera olvidarlo todo, pero no. Tengo que vivir en esta estúpida cuidad viendo como a mi mejor amigo del cual estoy enamorada lo controla una estúpida plástica. Encima, como si no fuera poco, mi hermanastro no quiere ni verme, y tengo a un agente de la policía pegado a mí a todas horas. No puedo mirar a la cara a mi padre desde lo que pasó hace cuatro años, y de todos los amigos que tenía aquí, apenas me habla una persona, la cual me hizo muchísimo daño en el pasado... —le solté con un nudo en el estómago. Me levanté del banco recordando los mensajes del anónimo y me derrumbé. En medio del parque. Delante de un Christian que apenas conocía.    — ...y tu me vienes diciendo que lo olvide. —me limpié las lágrimas que caían deslizándose por mis mejillas.

Christian se quedó callado mirando el suelo. Encima no podía ni siquiera mirarme a la cara. 

— Deberías irte, ____(tn). —susurró Christian. 

Lo miré incrédula.

— Bien, que seas feliz con Olivia.

Caminé hacia casa mientras golpeaba una piedra para mantener mis pensamientos en blanco. Pero no podía, ¿cómo iba a poder olvidar lo que acaba de suceder? Christian me acababa de apartar hacia un lado. No quería saber nada de mí. Lo había echado todo a perder por culpa de mis impulsos.

Llegué a casa y fui directa a mi habitación, incapaz de continuar. 


Unos golpes en la puerta consiguieron abrir mis ojos. Suspiré intentando recordar en qué momento me había quedado dormida. Busqué el móvil para mirar la hora: cinco y media.

Me levanté y abrí la puerta. Alcé una ceja al ver de quien se trataba.

— ¿Justin? —pregunté sorprendida. — ¿Cómo has entrado?

Justin revolvió su pelo con nerviosismo y sonrió levemente.

— Tu padre me ha dejado entrar. Me dijo que te avisara de que se iba a pasear a Minnie.

Asentí y le dejé pasar. Justin entró en la habitación y la observó con detenimiento.

— Vaya... No ha cambiado nada. —murmuró lo suficientemente alto como para llegar a oírle.

Caminé hacia la cama y me senté. Justin se quedó de pie aún admirando el lugar. Llevaba unos pantalones caídos oscuros y una camiseta roja con unos detalles alrededor. En el cuello le colgaban dos cadenas, una de oro y otra de plata. Su cabello era casi rubio y lo llevaba hacia atrás, en forma de tupé. 

Me llegaban a decir hace cuatro años que Justin se iba a cortar el pelo y me hubiera reído en su cara.      

Justin posó su vista en mí y de inmediato dejé de mirarle sintiendo el color conquistar mis mejillas. Caminó hacia mí hasta sentarse a mi lado. 

— Y bien, ¿qué te trae por aquí? —le pregunté mirando hacia mis manos.

— Bueno, estaba en casa sin hacer nada y pensé en venir a verte. Ryan está de un humor de perros. —hizo una mueca. 

Reí.

— Yo tampoco estoy de muy buen humor. 

— Eres una chica, es normal. —carcajeó. 

Le pegué un codazo uniéndome a sus risas. Justin me hacía reír a pesar de todo y eso me despejaba de los problemas.

El móvil comenzó de nuevo a vibrar en mis manos. Bajé la vista con temor y vi que era un mensaje. Tragué saliva y seguí mirando al frente, esta vez más tensa.

— ¿Ocurre algo? —me preguntó con el ceño fruncido.

— ¿Mhm?

— ¿No vas a mirar el mensaje?

Mordí mi labio y negué.

— Será publicidad, estos días no paran de llegarme mensajes spam.

Justin me miró, y sentí que no se había terminado de creer lo que le había contado pero cambió de tema. Y se lo agradecí.

— ¿Qué has hecho durante el día? —me preguntó con una pequeña sonrisa.

Alcé los hombros. — Nada fuera de lo normal.

— Si lo dices tú significa que has hecho algo bastante anormal.

Le miré intentando mostrar enfado pero terminé con una sonrisa dibujada. Necesitaba a alguien como Justin para olvidar todos los problemas que había llegado a tener con Christian.

Así que me giré hacia él y lo abracé. Justin pareció quedarse bastante asombrado  ante mi repentina acción pero tras unos segundos me rodeó con sus brazos repletos de tatuajes.

— Gracias por hacerme sentir mejor. —le agradecí con un hilo de voz.

— No tiene importancia, me gusta verte sonreír. 

Nos separamos de aquel abrazo y me quedé mirándolo. 

— En serio, muchas gracias.

Justin me acarició la mejilla, a lo que yo me estremecí por aquel contacto.

— Siento que te lo debo después de todo lo que te hice. —lamió sus labios y comenzó a acercarse hacia mí. 

Tragué saliva al saber lo que estaba a punto de ocurrir. Me aparté rápidamente y fui hacia la puerta.

— Creo que es mejor que bajemos abajo. —me apuré a decir. 

Justin suspiró y ambos bajamos las escaleras en silencio. Nos sentamos en el sofá también en silencio, esto iba a ser una pesadilla.

— Oye, lo siento por lo de antes. —comenzó a disculparse. — Suelo dejarme llevar muy rápido y tenerte aquí ha sido todo tan repentino...

Sonreí. No me iba a molestar, no había llegado a pasar nada y él me estaba demostrando poco a poco que estaba cambiando.

— No te disculpes. Para serte sincera sigo enamorada de Christian, es mas, lo he estado todos estos cuatro años y aún... —le expliqué alzando la mirada hacia sus ojos. — Tengo que superarlo.

Justin me cogió de la mano y me sonrió.

— Quiero que sepas que voy a estar esperándote. No tengo prisa y si te soy sincero, tampoco te he podido olvidar en estos cuatro años.

Le miré por un rato, sin apenas poder creer que Justin estuviera en la misma situación que yo.

— ¿Y Selena? —le pregunté. 

Había escuchado que estuvieron juntos durante dos años y eso daba que pensar.

Justin frunció su nariz. — Esos dos años fueron... Un paréntesis a todo. Realmente ella me hizo olvidarte pero en cuanto todo se terminó estaba aún más confundido que antes.

Le di un apretón a su mano mostrando apoyo. 

— Pues amigo, estamos en la mierda.


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N/A: Holaaaaa, hace meses que no nos leíamos (?). Sería muy descarado pediros perdón e irme así que intentaré mañana subir otro capítulo para compensar un poco :).

loveu♡,

Kisses***